Los fotógrafos latinoamericanos conquistan Madrid
Tres exposiciones revelan los ritos, las guerras y la realidad múltiple de un continente
Pocas veces podrán coincidir en Madrid tres exposiciones de fotografía que digan tanto sobre Latinoamérica con tal economía de medios. La Casa de América presenta, hasta el 23 de enero, Canto a la realidad. Fotografía latinoamericana desde 1860. Las salas de la Fundación Arte y Tecnología, de Telefónica, exhiben hasta el 2 de enero una muestra individual de la mexicana Graciela Iturbide, y la recién inaugurada FNAC abrió ayer su primera exposición, dedicada a una serie de fotos sobre La Habana. El conjunto representa un intenso recorrido, en el que el pasado y el presente se encuentran a través de ritos antiguos, miradas inescrutables y guerras feroces que no terminan. Son documentos de una realidad múltiple que aquí nos prestan ciertas claves para comprenderla.
Después de recorrer las tres exposiciones, que abarcan casi siglo y medio de fotografía por toda la América hispana, el visitante se queda con la sensación de que tanto las más recientes como las más antiguas imágenes comparten una dimensión de tiempo enquistado Hay algo que no avanza, algo que no envejece, algo indescifrable, una especie de cultura del silencio que mira y no intenta dar explicaciones. Es por eso, tal vez, que estos recorridos fotográficos se convierten en una lección de historia sin palabras, dominada por las sombras que se separan en blanco y negro.Canto a la realidad inicia su recorrido con una mirada muy europea. La cámara fotográfica importa consigo una estética heredada de las corrientes de la pintura en el momento. En la década de 1860, el buen salvaje aparece para los primeros fotógrafos en América en todo su esplendor. A. Frish recoge la visión de un explorador occidental asombrado ante un pintoresco nuevo mundo, al que mira como un entomólogo. Víctor Frond y Marc Ferrez quedan deslumbrados ante los paisajes amplios, y siguen ese gusto por la panorámica que deja al hombre como una pequeña figura perdida ante la fuerza de la naturaleza.
La muestra Canto a la realidad continúa con una selección de retratos de principios de este siglo. Fondos pintados, figuras estáticas, poses forzadas. Todo ello transmite ahora un encanto a veces conmovedor. La muestra incluye ejemplos maestros de este arte, como los de Romualdo García, Eugenio Courret, Sotero Constantino Jiménez o Alejandro Witcomb.
El peruano Martín Chambi también fue un gran retratista, pero aquí se le agrupa bajo el subtítulo Cuzco, el lugar sagrado. El México folclórico de principios de siglo se resume en la obra de Hugo Brehme, y el México revolucionario, en la de Agustín Casasola. Entre los maestros contemporáneos destacan las inquietantes fotografías de Manuel Álvarez Bravo. En ellas se funde la magia ancestral y la estética de vanguardia.
Nuevas ideas
La italiana Tina Modotti aportó también las nuevas ideas de Europa, pero las hundió en el suelo mexicano y las clavó con su mirada combativa en el papel. Los testimonios de los fotógrafos de nuestro siglo no son ingenuos como los de sus antecesores. Asumen una actitud mucho más crítica, pero son capaces de darle uña grandeza que sitúa cada imagen a la altura de una idea.
Sebastiáo Sallado, colaborador de EL PAÍS, a quien se dedicó una amplia retrospectiva, aporta aquí también su perspectiva de la realidad latinoamericana. Junto a él, otros brasileños pintan la sociedad en la que viven. Rogerio Reis, Evandro Texeira, José. Medeiros y Alice Brill se sitúan en ese margen entre la fantasía, el teatro y la vida.
El ecuatoriano Hugo Cifuentes, con un pie en los Andes y otro en la ciudad, también contribuye con una pieza clave para armar este puzzle. El colombiano Fabio Serrano y el venezolano Federico Fernández siguen esta tendencia hacia la paradoja y la oposición.
La guerra es otro gran tema que aparece a lo largo de toda la muestra. Las imágenes de la revolución mexicana y las de las protestas populares en Brasil, o las sangrientas guerrillas y movimientos centroamericanos están repartidas por todas las salas. Hay retratos inmóviles y fieros de Emiliano Zapata y Pancho Villa; Fidel Castro y el Che Guevara (Alberto Díaz, Korda, y Raúl Corrales) en sus épocas de lucha armada, y fotos anónimas y espeluznantes de El Salvador.
Miseria y movimiento
Las ciudades contemporáneas se revelan en su miseria y en su movimiento. Carlos Fadón, Mario García Joya, Rigoberto Romero y Óscar Pintor son testigos de ello. Canto a la realidad incluye trabajos de jóvenes fotógrafos contemporáneos que desarrollan una posición estética ligada a una sociedad dominada por el imperio visual. Flor Garduño y Roberto Huarcaya representan la foto de autor influenciada por las tendencias del arte actual, con la fuerza de una cultura propia.
En el otro extremo están las imágenes de Milton Gurán, Bárbara Grándli y, sobre todo, Miguel Río Branco. La selva amazónica se presenta como el corazón salvaje y puro del continente. Ahí el color está tan vivo que el fotógrafo no se resiste a ser su cautivo.
Latinoamérica esconde una fusión religiosa que también da imágenes poderosas. Las fotografías realizadas por el escritor Juan Rulfo son escuetas e impactantes. José Medeiros se acerca al candomblé brasileño, y Graciela Iturbide recoge ritos domésticos mexicanos.
Iturbide tiene también en la Fundación Arte y Tecnología (Fuencarral, 3) una exposición individual en estos días. Es allí donde se completa un juicio sobre su obra. A pesar de reunir documentos sobre la vida íntima de la mujer mexicana, principalmente, la exposición muestra la claridad con la que esta fotógrafa plantea sus trabajos. Es un conjunto de fotografías cercanas a la perfección. Hay un equilibrio intenso entre el encuadre, el tema, las tonalidades y hasta el título de cada una de las obras.
Graciela Iturbide (México, 1942) se acerca al mundo secreto de la mujer. Son momentos de silencio, instantes en los que se pierde el sentido de la realidad, fragmentos de tiempo en los que la continuidad se interrumpe. Es la vida detenida, esencia de la fotografía.
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