El estuche de un tesoro
La serie de exposiciones organizada bajo el lema común de Las edades del hombre ha sido, sin duda, la muestra más importante de arte sacro que se ha celebrado en España.El hombre y su realidad, su pasado y sus esperanzas son las raíces de esta muestra y, en términos generales, las de las cuatro exposiciones celebradas en Valladolid, Burgos, León y la que ahora se inaugura en Salamanca, donde la historia enhechiza con apacibles y cervantinas imágenes cuajadas de pensamientos esculpidos en la piedra mollar de Villamayor.
La catedral gótico-barroca y su antecesora románico-bizantina forman un juego de oposiciones aparentes, pues ambas están animadas por igual espíritu. Para comprobarlo, hay que andar el camino de las edades por el que tantos hombres ya pasaron y por el que vamos avanzando nosotros.
Ahondando en su dejadez y sumisión, el hombre Unamuno encontró "fe, paz y fuerza" en este "alto soto de torres", "bosque de piedras que arrancó la historia a las entrañas de la sierrá madre, remanso de quietud".
En Salamanca, la ciudad es un estuche que se funde y confunde con el amplio tesoro que estos días guarda; el arte de los siglos idos y los tiempos presentes, contrapunto al que -fiel al título general de la muestra- se vuelve e insiste en toda la exposición.
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