Tópicos hechos documentos
De entrada estas dos exposiciones tienen en común la virtud con la que sus respectivas autoras transforman en contundentes documentos fotográficos argumentos que, en nuestra historia del medio, no pasaban de ser meros tópicos propios de folletos del Ministerio de Información y Turismo o guías de la Sección Femenina. La danza -el flamenco concretamente- y las fiestas populares han tenido en España -para lo visual- un uso marcadamente cascabalero. También ambas comparten las salas en un mismo lugar, el antiguo Museo Español de Arte Contemporáneo, hoy Museo Nacional de Antropología. Espacio manifiestamente decadente, cuya única constante son las muestras fotográficas y que, a estas alturas, bien pudiera dedicarse a albergar definitivamente un centro nacional de la fotografía, tal como lo ideó su anterior gerente, Fernando Perera.Ante la producción de Cristina García Rodero España, fiestas y ritos -muestra que reúne la selección de unas 100 fotografías tomadas a lo largo de casi 20 años-, se tiene una desconcertante sensación, similar a aquella cuando, a principios de los setenta, por primera vez nos plantábamos frente a un televisor en color. La causa de este desconcierto es doble: por un lado, lo impactante de unas instantáneas que nos muestran unas formas sociales -unos rituales-, cuando menos, propios de la contrarreforma con la que paradójicamente convivimos hoy, y otra, de naturaleza estética, el traje de colores con el que se han vestido estas fotos.
España, fiestas y ritos / Tango, Flamenco y Oriental
Fotografías de Cristina García Rodero y de Isabel Muñoz. Museo Nacional de Antropología. Ciudad Universitaria, Madrid. Hasta el 10 de enero.
Se ha escrito mucho de que el color de la fotografía es el blanco y negro" -lo cual, pienso, es un craso error-, pero en esta colección se echa en falta. El blanco y negro produce una sensación de distanciamiento de la realidad que acentúa el comportamiento primitivo de estos rituales fielmente registrados por la fotógrafa. Muchas de sus tomas adquieren una dimensión distinta, más congruente -y contundente- con el hilo que une globalmente su proyecto, reproducidas en bitono a partir del arco iris de una transparencia. Carencia acentuada, cuando nuestra memoria visual inevitablemente evoca el referente de sus imágenes a dos tintas de su espléndida España oculta (1989).
En conjunto nos encontramos con un trabajo riguroso complementario de aquella, su anterior obra, con muchas horas de entrega e investigación, resuelto plásticamente con gran belleza y con la cualidad añadida de un amplio potencial de múltiples usos. "Un recurso inestimable para la historia", como expresa W. A. Christian en el preámbulo del catálogo de. la exposición, editado con un texto de Caballero Bonald por Lunwerg.
Movimiento perpetuo
Puerta con puerta, en el mismo museo expone Isabel Muñoz, fotógrafa nacida en Barcelona y residente en Madrid desde 1970, que presenta en la sala Julio González un total de 74 fotografías en gran formato clasificadas en tres apartados: Tango, Flamenco y Oriental. Toda su producción evidencia la obsesión por las antiguas técnicas de copiado fotográfico. Una constante desde sus primeras muestras, que ya manifestaban su formación en Estados Unidos sobre las técnicas de la fotografía histórica.Desde entonces (1987) ya utilizaba sabiamente recursos clave de la pastelería fotográfica, combinando hábilmente, las emulsiones de los papeles blanco-negro con tratamientos a la albúmina, platino y oro. Ahora Isabel Muñoz apuesta por las imágenes sesgadas de sus protagonistas, los cuales, en continuo movimiento, parecen no tener cara. Retratos de danzarines anónimos carentes de señas de identidad que rigurosamente posan en clave de sensualidad, principalmente en la serie Oriental.
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