Manjares de sultán

La cena compartida el viernes por los dirigentes de los quince países que controlan casi la mitad de la producción de todo el mundo estuvo a la altura del menú habitual de uno de los asistentes, el sultán de Brunei, considerado como el hombre más rico del mundo. Anoten: Salmón ahumado, espárragos con caviar, pollo ahumado con pimientos dulces, cordero frío con crema de queso, crepes de queso de cabra, chuletitas de cordero, pollo con nueces, bisque de langosta, guisantes cocidos con miel y mostaza, y el inevitable postre norteamericano, tarta de manzana con helado de vanilla.Lógicamente, los camareros sirvieron sólo pequeñas porciones de cada uno de los platos. Había buen vino de California, pero Bill Clinton quiso hacer negocio hasta en el momento del brindis, y prefirió hacerlo con un vaso de agua del Estado de Washington, que aprovechó para recomendar efusivamente a sus invitados.

Los responsables del lujoso hotel Olympic de Seattle dijeron que la intención inicial del sultán de Brunei era la de disponer de una planta completa del establecimiento para él solo. No fue posible. Otros presidentes quieren también dormir en el Olympic. El sultán se tuvo que conformar con una habitación de unos 280 metros cuadrados, mucho menor que los 1.774 cuartos de su palacio personal. Era, no obstante, el doble de grande que la tuvieron la mayoría de los otros líderes, entre ellos el propio Clinton, que se conformaron con poco más de 90 metros cuadrados.