30 personas reclaman más de 700 millones invertidos a través del 'broker' Baltasar Egea

Más de 700 millones de pesetas, que habían sido entregados por 30 personas a TIVSA -una de las sociedades manejadas por el broker (intermediario financiero) Baltasar Egea, cuyo cadáver fue descubierto el 4 de mayo-, se encuentran en paradero desconocido. La empresa de Egea invirtió ese dinero en activos financieros por mediación de la sociedad de valores CAB, contra la que ahora se han formalizado reclamaciones judiciales. Además de los perjudicados ya aludidos, existen otros clientes de TIVSA que se encuentran en las mismas o parecidas circunstancias, de los cuales no consta tal reclamación. La sociedad CAB anunció oficiosamente el pasado lunes su autoliquidación a la Comisión Nacional del Mercado de Valores.

El procedimiento utilizado para la presunta "distracción" del dinero de los inversores figura descrito en una auditoría realizada a CAB.Cuando un cliente deseaba realizar una inversión, se firmaba un recibo por el que se reconocía la entrega a TIVSA de una cantidad de dinero. Se trataba de invertirlo generalmente en letras del Tesoro. Al llegar el vencimiento, o bien en caso de un reembolso anticipado de la inversión, TIVSA entregaba a la sociedad de valores un documento de "anulación de operación" y esta última vendía el activo, enviando a TIVSA un cheque por el importe de la venta.

Sin embargo, existen al menos 30 personas cuya inversión fue renovada o reembolsada, sin que los auditores hayan podido encontrar las cartas de los clientes dando instrucciones para hacerlo.

Hasta 1992, las operaciones realizadas por TIVSA a través de CAB estaban bien documentadas, con los recibos firmados por los clientes cuando se les reembolsaba el dinero procedente de sus inversiones.

Pero las cosas empezaron a funcionar mal a partir de mayo de 1992. Consta la salida de fondos desde las cuentas bancarias de CAB hacia la empresa de Egea, pero no que ésta última entregara los cheques a los clientes. Los auditores hacen constar que, en la mayoría de los casos verificados, no se ha podido comprobar la existencia de recibos firmados por los inversores, como evidencia de que éstos hayan cobrado.

"No tenemos constancia", explican los auditores, "de si los recibos faltantes no han existido nunca o se han extraviado; en todo caso no estaban en los expedientes". Los clientes supuestamente estafados con cantidades elevadas son los que han formalizado querellas o demandas civiles, según los casos.

Reunión con Alfaro

Dos directivos de estas entidades, el consejero delegado de CAB, Pedro José Navarro, y el presidente de TIVSA, Juan Luis Aguirre, son los mismos que acudieron al despacho del industrial Benedicto Alfaro a las pocas horas del suicidio de Egea, como portadores de efectos firmados por aquél, cuya veracidad niega dicho empresario.

Juan Luis Aguirre acudió ayer a declarar al juzgado número 6 de Madrid, donde se llevan dos de las querellas presentadas por los perjudicados por la desaparición del dinero que invirtieron a través de la empresa de Baltasar Egea. No fue posible comentar con Aguirre la situación creada, ya que abandonó rápidamente el edificio judicial.

El juez no llegó a tomarle declaración, a petición de los abogados que defienden a los querellados, quienes sostienen que todas las reclamaciones presentadas por este asunto deben llevarse en un mismo juzgado. Dichos abogados recordaron que el juez central de Delitos Monetarios, Miguel Moreiras, ya tiene abiertas unas diligencias que guardan relación con las querellas.

Tres de los socios de Baltasar Egea en la empresa TIVSA, Juan Luis Aguirre, Denis Laloux y Francisco Javier García Manso, intentaron personarse también como perjudicados en las diligencias judiciales abiertas tras la muerte de Egea. El juez no admitió la personación de los socios. Fuentes próximas a TIVSA insistían ayer en que "los últimos nueve millones de pesetas que había en las cuentas bancarias de la entidad los sacó Baltasar Egea antes de matarse y no sabemos qué hizo con ellos".