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Los puertorriqueños, divididos sobre su tipo de vinculación con EE UU

La opción que rebase el 50% de los votos que serán emitidos hoy en Puerto Rico es la que determinará lo que quiere ser esta isla caribeña en el futuro: o el 51º Estado de la Unión Americana o un Estado asociado con EE UU pero libre como hasta ahora. El minoritario independentismo va a jugar un papel importante porque su estrategia es impedir que ninguna de las otras dos propuestas alcance la mayoría. Los electores están muy divididos en intención de voto.

La tradicional alegría de los habitantes de la más pequeña y oriental de las Antillas estaba ayer por encima de cualquier división política. La ley seca, que impera desde anoche sobre los 3,6 millones de habitantes de la isla, no impedía que el puertorriqueño se agarrara en casa a una buena cerveza helada o a un vaso de ron.Muy trágico se le tendría que poner el panorama a un puertorrriqueño para romper con sus costumbres tradicionales, también llamadas cosas del país, entre las que figura la pasión por el cancionero melódico español y por el café cortadito de siempre tras cada comida. Contra este tipo de cosas no han podido a lo largo de este siglo ni las hamburguesas ni la Pepsi-Cola.

Puerto Rico, la única colonia española de América que jamás alcanzó su independencia, se toma siempre sus cosas con humor y música. Tiene sus propias señas de identidad y además las ejerce. Pocas veces el puertorriqueño acude al dramatismo, pese a que esta isla es el territorio que más vidas ha dado en combate en los últimos tiempos por EE UU.

El plebiscito de hoy, que no es vinculante, ya que lo que se diga en esta isla administrada desde Washington no cuenta legalmente, es en el fondo un forcejeo entra las dos tradicionales posiciones políticas de Puerto Rico, que vienen a representar en versión caribeña a demócratas y republicanos estadounidenses. La isla está gobernada desde 1991 por el Partido Nuevo Progresista (PNP), cuyo líder es el gobernador Pedro Roselló, tercera generación de un emigrante mallorquín que regresó a morir a España.

Cínico apoyo de Reagan

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Roselló, un pediatra de 48 años formado social y profesionalmente en EE UU, pertenece a la alta burguesía puertorriqueña, le gusta pronunciar perro caliente y hamburguesa en inglés con acento gringo y cuando está en la metrópoli se siente republicano. De hecho ha conseguido que tres ex presidentes norteamericanos hayan apoyado su campaña anexionista con reclamos publicitarios por televisión, entre ellos un cínico Ronald Regan que concluye su intervención con esta frase: "Puertorriquenos [con n], os esperamos con los brazos abiertos".

Frente a las apiraciones anexionistas de Roselló, cuyo primer paso fue declarar a principio de año el inglés como idioma oficial de la isla, se sitúan las de continuidad que proclama el Partido Popular Democrático (PPD). Esta organización, que gobernó hasta el año pasado, es la artífice del actual Estado Libre Asociado, una fórmula cómoda que data de 1952 y que permite a Puerto Rico sobrevivir subsidiada desde Washigton, ser el territorio más desarrrolado del Caribe, mantener señas de identidad propias y gozar de la ciudadanía nortamericana.

Los partidarios del Estado Libre Asociado (ELA) tienen el apoyo del actual presidente Bill Clinton, lo que deja entrever que, de ganar los anexionistas el plebiscito, muy difícil se le presenta a Roselló conseguir que el Congreso norteamericano admita como posibilidad discutir el futuro de Puerto Rico, de cuya población actual sólo un 20% habla algo de inglés.

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