El símbolo de Sarajevo, una causa demasiado confusa
La cuestión de la ciudad de Sarajevo, convertida en símbolo oscuro de los escritores comprometidos, es objeto de debate entre autores de signo distinto. Hay quienes consideran válidos los viajes de solidaridad a Sarajevo, como los efectuados por Susan Sontag y Juan Goytisolo, y hay quienes ven en ellos una promoción personal que no ayuda demasiado a las víctimas de la guerra. Los escritores españoles, por otra parte, coinciden en que la de Sarajevo es una causa confusa y complicada, a diferencia de lo que era, por ejemplo, la causa republicana en la guerra civil española.El escritor Andrés Trapiello, uno de los más críticos en este aspecto, afirma: "Todo lo que se haga por Bosnia me parece bien, pero me da la impresión de que ésa es una guerra que no acabará mientras no quieran los que la están haciendo".. "Iría encantado a Sarajevo", añade, "pero ¿a qué?, ¿quiénes son los buenos de esa guerra? Las víctimas de una aldea son los verdugos de la otra. Los musulmanes son víctimas aquí, carniceros allí y cómplices en otro sitio. Se puede decir lo mismo de croatas y serbios. ¿Cómo terminar una guerra que no quieren terminar quienes la hacen? Susan Sontag ha acusado a los intelectuales de pusilanimidad. Yo, en cambio, tengo la impresión de que ella tampoco quiere intelectuales en Sarajevo, sino premios Nobel y estrellas que salgan en las televisiones y los periódicos. Lo de siempre: entre el gran teatro del mundo y la comedia humana, a costa de los más débiles".
El eurodiputado Xavier Rubert de Ventós también expresa sus reparos sobre la insistencia en el viaje a Sarajevo. "A veces me parece", comenta, "que hay escritores que viajan allí de modo muy personalista. Ahora bien, si consiguen arrastrar cámaras de televisión es bueno; pero me parece que entre las cosas de Susan Sontag y la pasividad, un parlamento podría articular cosas viables".
Babelia
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