Salvar a los niños iraquíes

Recientemente, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió para tratar el asunto del embargo decretado en contra del pueblo iraquí el mes de agosto de 1991. Al término de su reunión, Butros Gali anunció la prolongación del bloqueo. Sinceramente, cualquier ser humano, por muy perverso que sea, no puede calificar la citada decisión más que como injusta, despiadada y espantosa. Cuesta creer que una organización como la ONU, que nació para preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra, se convierta ahora en el verdugo de los niños, las mujeres y los ancianos iraquíes. ¿Cómo es posible que el Consejo de Seguridad se muestre indiferente ante el sufrimiento de 18 millones de iraquíes?Sin embargo, no es un secreto señalar que la ONU se encuentra actualmente secuestrada por y prisionera de Estados Unidos. El Consejo de Seguridad de la ONU se ha convertido en el Consejo de Seguridad de Estados Unidos. Pero el colmo de la maldad y de la hipocresía llega cuando uno se entera de que los lápices y los neumáticos, las pelotas de goma y el cloroformo son productos que no pueden entrar en Bagdad porque el embargo lo prohíbe. ¿Por qué los niños iraquíes no pueden tener leche ni lápices como cualquier niño del mundo? ¿Cómo es posible que el Consejo prohíba al Gobierno iraquí la exportación de su petróleo para atender a las necesidades de su pueblo? Ante tal atropello cabe preguntar dónde está la gente honesta y solidaria. Es injusto que estemos de brazos cruzados ante esta auténtica tragedia humana.-