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UN DEBATE POR EL EMPLEO

Trucos y trampas

Las irregularidades también son obra de grandes empresas

X. X., de 30 años, recuerda con un suspiro de alivio el inicio de su trayectoria laboral en Bilbao, su tierra natal. Unos comienzos en los que hubo esfuerzo, cansancio, sudor, sueño, rabia contenida y hasta quiebros a la legalidad. "Mira, yo tenía que trabajar a toda costa si quería abrirme paso, estudiar [hoy es licenciado en Derecho y trabaja en un bufete] y llegar a algo". Y así lo hizo. Empezó a trabajar en un bar, en el centro de la capital vizcaína, de seis de la tarde a la una de la madrugada, con propina los fines de semana, de las 12 de la mañana a la una de la madrugada. Todo por unas 40.000 pesetas mensuales."Un buen día, cuando ya llevaba dos años en esta situación, el dueño del bar me ofreció un contrato temporal de seis meses y un pequeño aumento, que, por supuesto, acepté inmediatamente". Así transcurrieron esos seis meses. "Y cuando cumplieron se negó a renovarme el contrato. Me ofreció seguir trabajando en negro y arreglarme el cobro del paro. Es decir, me pagaba más por el trabajo en el bar, porque pasé a cobrar el mismo salario sin retenciones, e iba a recibir el seguro de paro durante tres meses. Casi 100.000 pesetas. Un sueño para mí, aunque sólo fuera por un trimestre". Poco después, a los tres meses, X. X volvió a la realidad otros dos años.

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Un torrente de insolidaridad

Hoy, desde otra postura, comparte con todos la necesidad de luchar contra el fraude, pero es comprensivo con las situaciones extremas. Tal vez por eso, le hirvió la sangre cuando ojeó, hace pocos días, el último libro sobre Superlópez, escrito por los periodistas Alberte G. Patiño y Emilio Sánchez, en el que se relata cómo el ejecutivo de moda recurrió a fórmulas heterodoxas en Firestone.

En la escena, Arriortúa convence a Germán López, un dirigente de CC OO, sobre la fórmula de aumentar la productividad y la gratificación por ella. "El mínimo no se modificará. Y además, el plus lo vamos a pagar fuera de nómina. Al margen del salario mensual y en un sobre distinto. ¿Me entiendes, Germán?".

Los procedimientos para saltar la legalidad utilizados por otras empresas no son tan sutiles. L, S. A. es una empresa de confección madrileña. Hace un año, los primeros coletazos de la crisis hicieron blanco en ella. Había que reducir costes. Su plan de ajuste contemplaba una fuerte reducción de personal, pero manteniendo la producción en los mismos niveles. Tras una discusión sencilla, se pactó un expediente de regulación de empleo: Treinta personas con derecho al paro e indemnizaciones de entre dos y cuatro millones. Eso reflejan los papeles. La realidad es bien distinta. Menores indemnizaciones de las fijadas. A cambio, trabajo encubierto en casa.

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