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LA opinión pública italiana pide la convocatoria de las elecciones tras el discurso dramático de Scalfaro

El presidente de la República, Oscar Luigi Scalfaro, debe fijar ya la fecha de las elecciones generales, en contra de los deseos de su partido de origen, la Democracia Cristiana (DC), y de los socialistas. Ésa fue la reacción unánime expresada ayer en Italia, a través de los portavoces políticos y la prensa, frente al dramático e inesperado mensaje televisivo lanzado el miércoles por el jefe de Estado. Scalfaro advirtió que las denuncias que le implican en la apropiación indebida de fondos de los servicios secretos constituyen "un intento de lenta destrucción del Estado".

Hay, en cambio, división de opiniones sobre la oportunidad de que el presidente recurriera a, una iniciativa tan excepcional como es la de dirigirse directamente al país, interrumpiendo las retransmisiones de la Copa de Europa de fútbol, con la consiguiente alarma, que ayer provocó una caída de dos puntos en el índice de la Bolsa y puso en dificultades a la lira."Se hubiera debido evitar al país una noche de alarma como la de ayer, con partidos y sindicatos que invitaban a la vigilancia como se hace cuando hay en el aire un golpe. ¿Cómo es posible que un puñado de agentes secretos pueda poner en apuros a la República?", escribía ayer el director del Corriere della Sera, Paolo Mieli, en la primera página del diario.

El mismo argumento se podía encontrar implícito en los editoriales de otros diarios, en los que, sin embargo, destacaban más las expresiones de solidaridad con el jefe del Estado frente a unas acusaciones tan poco consistentes que, en cualquier otro país, pasarían inadvertidas.

Algunos de los seis agentes implicados en el robo de al menos 50.000 millones de liras (más de 4.000 millones de pesetas) procedentes de los fondos reservados del servicio secreto civil (SISDE) afirman que todos los ministros del Interior desde 1982 hasta hoy, con la excepción de Amintore Fanfani -quien se ha sentido muy orgulloso de esa mención- cobraron una renta ilegal de 100 millones de liras mensuales con cargo a los mismo fondos negros. Las acusaciones -afectan, sobre todo, a Scalfaro, que fue ministro del Interior en el Gobierno de Bettino Craxi, y a Nicola Mancino, el actual titular de la cartera. Las únicas pruebas de los acusadores son unos presuntos recibos firmados por ellos mismos, pero no por las personalidades acusadas.

"El Estado italiano no está en condiciones de reaccionar frente a tramas y trampas, porque él mismo ha recurrido con frecuencias a esas tretas. La clase política que lo ha esquilmado lo ha deslegitimado hasta volverlo aborrecible para los ciudadanos y, por tanto, impotente frente a los subversivos", escribía ayer Indro Montanelli en Il Giornale para explicar la conmoción creada.

Por su parte, Eugenio Scalfari, director de La Repubblica, ilustraba así el alcance potencial de unas acusaciones cuya capacidad desestabilizadora nadie niega.: una eventual caída del actual presidente Scalfaro abriría un dificilísimo proceso de sucesión, cuya principal consecuencia sería retrasar las elecciones generales que Italia necesita para renovar esa clase política incompatible con la democracia. El jefe del Estado es, en efecto, el único que puede disolver las Cámaras. No se trata, pues, de que no haya que temer la desestabilización, sino de que el interés por evitar las elecciones es tan fuerte en un Parlamento y una Administración amenazados por las investigaciones judiciales que cabe esperar, según dijo ayer Luciano Violante, presidente de la comisión antimaña, "maniobras mucho más serias y graves que las que se han visto hasta ahora". El golpe militar puro y duro es, con todo, una hipótesis mayoritariamente excluida.

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Ante esas perspectivas, casi todos los diarios y partidos, como el ex comunista o el republicano, pedían a Scalfaro que aclare definitivamente el panorama, fijando ya la fecha de los comicios. Paradójicamente, estas reclamaciones coinciden con el objetivo que busca desde hace semanas la Liga Norte, aludida en el mensaje de Scalfaro como la fuerza disgregadora de Italia. L'Independente, diario que apoya a la Liga, fue el único que ayer llevaba un título totalmente negativo para Scalfaro como es el de "Caída de un Dios menor".

El jefe del Estado, cuya dimisión únicamente ha sido pedida, en el contexto de esta última polémica, por los neofascistas y sectores de la izquierda comunista, ha prometido en varias ocasiones que las elecciones se celebrarán hacia primavera.

Diversos portavoces recordaban ayer que la reforma del sistema electoral debe concluir el próximo 21 de diciembre, cuando está previsto que se publique el nuevo mapa de los distritos electorales de Italia, y que, a partir de esa fecha, bastan 45 días de campaña para llegar a la urgente cita con las urnas.

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