González marca distancias con la utopía guerrista y se proclama pragmático
El presidente del Gobierno, Felipe González, admitió ayer su condición de político pragmático y negó, en contraste con lo manifestado por Alfonso Guerra la víspera, que vaya a existir una recuperación del marxismo. En una entrevista en Onda Cero con el periodista Luis del Olmo, el jefe de Gobierno admitió que la crisis económica es muy aguda, aunque cree que a mediados de 1994 se podrán notar los primeros síntomas de recuperación, y señaló que la fórmula del reparto de trabajo para afrontar la crisis no tiene "una respuesta simple".Felipe González mantuvo un tono muy conciliador con Alfonso Guerra. Manifestó que le parece "absolutamente coherente" que siga en el partido, se reafirmó en su amistad con él y llegó a expresar que "nunca ha hecho eso de controlar el partido ni lo ha pretendido". Sólo marcó distancias en el debate entre pragmatismo y utopía: "Tengo la obligación de resolver los problemas y todo ello lleva a ser práctico en la política". Negó, asimismo, la vigencia del marxismo que Guerra reivindicó la víspera: "Los tiempos no van por la recuperación del marxismo. Octavio Paz decía que las respuestas que se han dado desde el marxismo no han sido adecuadas, pero las preguntas continúan".
González se refirió también al ministro del Interior, José Luis Corcuera, del que dijo: "Ha hecho una gran tarea y espero que la siga haciendo. Lamentaría muy seriamente que Corcuera, por cualquier circunstancia, saliera del Gobierno".
Sobre la situación económica, expuso que el Gobierno ha adoptado en los Presupuestos Generales medidas para afrontar la crisis, aunque admitió que la reforma del mercado laboral se afronta con un cierto retraso. Respecto a la fórmula del reparto de trabajo para crear empleo, manifestó: "No tiene una respuesta simple". "El debate", añadió, "está abierto en los países europeos. El trabajo se ha convertido en un bien escaso. Cualquier reforma que se haga ha de tener como objetivo la competitividad".
El jefe del Gobierno negó que en la década socialista se haya fomentado la cultura del pelotazo. A mediados de los ochenta, argumentó, España superó una crisis muy dura y al entrar en una fase de expansión "ha habido gente que se ha aprovechado". También se mostró tajantemente en contra de los contratos blindados en las empresas públicas. "Es intolerable", dijo.
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