Los demócratas pierden la alcaldia de Nueva York
Clinton recibe un duro revés tras implicarse en la campaña para tres significativas elecciones locales en EE UU
Las victorias republicanas en tres significativas elecciones locales de Estados Unidos, entre ellas la del alcalde de la ciudad de Nueva York, constituyen una considerable llamada de atención al presidente norteamericano, Bill Clinton, quien se había involucrado personalmente en esas campañas y que ha comprobado la extraordinaria sensibilización popular con los dos grandes asuntos de estos comicios, el crimen y los impuestos. El antiguo fiscal Rudolph Giuliani será el primer alcalde republicano de Nueva York después de dos décadas de incuestionable dominio demócrata. La Casa Blanca ha intentado reducir el alcance político de estas elecciones y ha explicado que los resultados responden a circunstancias puramente locales.
El presidente Clinton declaró ayer: "No creo que se puedan sacar muchas conclusiones de estas elecciones, excepto que el pueblo norteamericano quiere cambio y resultados. La forma en que los mandatarios pueden mantenerse en sus puestos es poniendo en práctica los cambios que el electorado demanda". Clinton había participado en las últimas semanas en actos de apoyo a los candidatos demócratas en la ciudad de Nueva York y en Nueva Jersey. También participaron activamente en la campaña su esposa, Hillary Rodham, y el vicepre:sidente, Al Gore.En Nueva Jersey, el actual gobernador, Jim Florio, uno de los políticos más conocidos del Partido Demócrata, fue derrotado por la candidata republicana, Christine Todd Whitman, que obtuvo el 50% de los votos frente al 48% de su rival. Tanto en Nueva Jersey como en la vecina Nueva York, los ganadores fueron los que expusieron durante su campaña electoral una política más dura contra la delincuencia y una promesa de congelación de impuestos.
Menos tasas y más pistolas fue, en resumen, el lema del victorioso candidato republicano a gobernador del Estado de Virginia, George Allen, quien superó por 17 puntos a la aspirante demócrata, Mary Sue Terry. El puesto dejado por el anterior gobernador será ocupado, por lo tanto, por un representante de la extrema derecha del republicanismo, un integrante de la coalición cristiana del partido, ardiente defensor del derecho a poseer armas de fuego y enemigo acérrimo de la literatura izquierdista, como Cenicienta, que, en su opinión, pervierte la mente de los niños.
La tendencia conservadora de las elecciones del martes se confirmó también con la victoria de las opciones contra los derechos de los homosexuales en las tres ciudades en las que se votó al respecto. Al mismo tiempo, la creciente preocupación por el ascenso del crimen se reflejó también en el Estado de Washington, al noroeste del país, donde triunfó una propuesta para condenar irremisiblemente a cadena perpetua a todo aquel que cometa por tercera vez un delito mayor.
La victoria de Giuliani en Nueva York (50% frente al 48%) se explica fundamentalmente por la división del voto hispano. Según los primeros cálculos, el candidato republicano, cuyo compañero de lista era un hispano, consiguió capturar casi el 40% de los electores de origen latino, lo que supone alrededor de un 10% más que en los comicios de hace cuatro años.
Después de la victoria de un blanco, también republicano, en las elecciones de Los Ángeles de este año, los negros norteamericanos pierden el control de las dos ciudades más importantes del país y podrían sufrir derrotas similares en otras capitales. Esto supone el mayor revés sufrido por la minoría negra desde que su presencia en la política norteamericana es apreciable.
Cantones raciales
David Dinkins confirmó su absoluta primacía sobre el voto de su propia comunidad (un 97% a su favor), pero perdió considerablemente entre los hispanos y una pequeña porción también de los electores blancos, entre los que sólo el 30% votó por el actual alcalde en unas elecciones en las que ha estado claramente reflejada la división de Nueva York en cantones raciales diferentes. El Bronx, mayoritariamente habitado por negros, y la isla de Manhattan, donde vive el grupo más progresista de la población blanca, se pronunciaron por Dinkins. Queens y Brooklyn, donde está asentada gran parte de la clase media blanca y los sectores bien establecidos de la emigración, votaron a favor de Giuliani.
El vencedor en la Gran Manzana coincidió con la Casa Blanca en que este resultado no es reflejo de la situación a nivel nacional. Giuliani dijo que los neoyorquinos habían expresado en las urnas su malestar por el grave deterioro de la calidad de vida que han sufrido en los últimos años.
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