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La provincia rusa de SverdIovsk decide autoproclamarse como República de los Urales

La patria chica de Yeltsin desafía al Kremlin

Pilar Bonet

La provincia de SverdIovsk, la patria chica del presidente de Rusia, Borís Yeltsin, ha desafiado al Kremlin al autoproclamarse República de los Urales con su propia constitución, atributos de Estado y mayor independencia del centro. Su gobernador, Eduard Rossel, que hizo carrera en las mismas empresas constructoras que Yeltsin, defiende la decisión adoptada por el Sóviet provincial y cree que Moscú deberá aceptar los hechos consumados, porque SverdIovsk "ha actuado de total acuerdo con la Constitución de Rusia"."Si no formamos una república de iure [de derecho], la formaremos de facto [de hecho]. Nos consideramos una república, hagan lo que hagan con nosotros, pero si nos reconocen será más fácil", señala Rossel en una conversación con EL PAÍS en Moscú.

Quienes siguen la pugna por la división del poder entre el centro y los territorios díscolos están a la espera de la reacción del presidente de Rusia, cuyos allegados ya han puesto el grito en el cielo. "Esta república Da de los Urales] no existe para mí y no vamos a tratar con ella", ha dicho el primer ministro ruso, Víktor Chernomirdin.

La Constitución de la República de los Urales prevé que el gobernador es un cargo electo equivalente al del jefe del Estado y del Ejecutivo, con capacidad para nombrar a un jefe de Gobierno y disolver un Parlamento bicameral que se elegirá el 12 de diciembre, día de los comicios para la Asamblea Federal.

Total libertad

Rossel cree que el presidente aceptará la República de los Urales. "Es un hombre muy democrático, con giran comprensión sobre estos temas, y nos da total libertad para que nos autodeterminemos", señala el gobernador, recordando que Borís Yeltsin exhortaba a los dirigentes rusos a que tomaran todo el poder que pudieran abarcar.

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Aquello sucedía en 1990, y Yeltsin pugnaba entonces por el poder con el presidente de la antigua Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, sin prever que él mismo tendría que afrontar más tarde el desafío de los barones regionales.

El 4 de octubre, sin embargo, el aplastamiento del Parlamento cambió las tornas. Al cesar al gobernador de Novosibirsk, Vitali Muja, que le había plantado cara, el presidente envió una advertencia a otros gobernadores ambiciosos. La señal, por lo visto, no ha llegado a SverdIovsk, cuyo gobernador cree estar protegido por la Constitución y el Tratado Federativo.

Serguéi Filatov, el jefe de la Administración Presidencial, se ha negado, según Rossel, a modificar el borrador de Constitución de Rusia para incluir en ella a la República de los Urales. "Filatov nos dice que esperemos a que el nuevo Parlamento examine la cuestión", señala con desconfianza. "Eso es incorrecto, porque hemos actuado según la vieja Constitución y ahora nos proponen confirmar nuestro rango según la nueva Constitución, lo cual sería aceptar el carácter retroactivo de la ley".

Riendas del poder

Antes del 4 de octubre, la actitud de las provincias que querían ser equiparadas en derechos con las repúblicas ayudaba a Moscú a acorralar a estas últimas. Después del 4 de octubre, Moscú quiere tensar las riendas del poder sobre todo tipo de unidades administrativas, sean estas repúblicas o provincias, y suprimir las concesiones que hizo a las primeras, tales como el reconocimiento de su soberanía.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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