¿Para qué sirve el subsidio de paro?
El sistema de protección por desempleo, como todos los componentes del Estado de bienestar, constituye un avance social irrenunciable. Pero, como la provisión de cualquier bien público, cabe preguntarse si la provisión de protección social se está haciendo de forma eficiente. Para responder a esta pregunta en el caso de la protección por desempleo, hay que tener en cuenta, al menos, cuatro factores.En primer lugar, hay que distinguir entre las prestaciones contributivas y las prestaciones asistenciales (subsidio de paro). Las prestaciones contributivas deberían guardar relación con las cotizaciones sociales pagadas por empresarios y trabajadores. Las prestaciones asistenciales deberían ser el instrumento básico del Estado de bienestar en lo que se refiere a protección social por desempleo.
En segundo lugar, el Estado de bienestar debería basarse en un principio de necesidad. En el caso de la protección por desempleo, esto quiere decir que los parados deberían tener derecho a la ayuda solidaria de la sociedad si necesitan dicha ayuda para vivir dignamente. En España, el principio de necesidad es subsidiario al principio de universalidad, según el cual todo aquel que cumpla unas determinadas condiciones (básicamente haber trabajado y no tener derecho a prestaciones contributivas o haber agotado el periodo de recepción de estas prestaciones) tiene derecho al subsidio de paro, independientemente de la situación financiera de su unidad familiar. Como resultado, hay casi un millón de personas cobrando el subsidio de paro, los recursos necesarios para mantener el sistema de protección asistencial por desempleo (alrededor del 1,1% del PIB) son mayores de lo que deberían ser y la eficacia redistributiva del subsidio es menor de lo que podría ser.
En tercer lugar, el subsidio de paro reduce la intensidad de búsqueda de trabajo y aumenta la duración de los periodos de desempleo. Cuanto mayor es el periodo de tiempo que un trabajador ha estado parado, mayores dificultades tiene para encontrar un empleo. Así pues, la duración del subsidio de paro se convierte en una causa importante del paro de larga duración. No obstante, estos efectos negativos del subsidio de paro sobre la búsqueda de empleo no son la única causa del paro de larga duración. De hecho, la incidencia del paro de larga duración entre trabajadores sin. experiencia laboral (que no cobran el subsidio) es mayor que entre los parados con experiencia.
Por último, en 1993 el Estado aportará aproximadamente el 1,6% del PIB a la financiación de la protección por desempleo. Estos recursos tienen un coste de oportunidad que, en parte, también pagan los trabajadores, bien a través del IRPF, bien en forma de precios más altos por una mayor tasa impositiva en los impuestos indirectos, o bien por los efectos negativos sobre el nivel de empleo de la imposición sobre el capital. La mejor protección que se puede ofrecer al parado es ayuda para encontrar empleo. Por tanto, los parados se beneficiarían de ciertas reformas estructurales de los mercados de trabajo y de servicios que favorecen la creación sostenida de empleo. También es necesario un cambio en la composición del gasto público en políticas de empleo, para dedicar más recursos a políticas activas de empleo y menos a políticas pasivas.
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