Los Doce quieren arrumbar las querellas internas en la cumbre de celebración de la Unión Europea
Los Doce temían que la negociación del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio) contaminara la celebración de la entrada en vigor del Tratado de Maastricht. Pero será el peligro de un estallido social, producido por la recesión y el paro, el fantasma que merodeará por los alrededores del edificio Carlomagno de Bruselas, donde se celebrará pasado mañana el Consejo Europeo, que se desea sin conflictos internos. El sindicato socialista belga, FGTB (Federación General de Trabajadores de Bélgica) ha convocado para el viernes una manifestación contra el plan de austeridad, mientras el Gobierno de coalición socialista socialcristiano empieza a agrietarse. No será la presidencia belga la única que asistirá a la cumbre condicionada por su situación social, como demuestran los temores que suscita la crisis de. Air France en el Gobierno francés.
Los Doce han intentado limpiar la cumbre de temas conflictivos. La negociación de la Ronda Uruguay del GATT estará prácticamente ausente de las discusiones, gracias a la buena actitud francesa. Lo mismo sucederá con la reforma institucional de la Comunidad Europea (CE), suscitada por las negociaciones de ampliación y la posibilidad de que rompa el actual equilibrio institucional, que ha Sido también eliminada de la cumbre, aunque la situación de los aspirantes a ingresar en la CE será, una de las cuestiones centrales de la reunión.En este caso ha sido la buena voluntad española la que ha desactivado el potencial conflictivo del debate sobre la ampliación. El ministro de Exteriores español, Javier Solana, aseguró ayer que "no hay que dramatizar" la reforma de las instituciones ni "herir susceptibilidades", en referencia a los países pequeños que temen verse marginados. Solana abogó por pequeños arreglos que faciliten la ampliación y rechazó una reforma en toda regla antes de 1996.
Entre los arreglos que sugiere Solana se hallan los que no afectan a los textos de los tratados ni a los compromisos jurídicos. No se considera la posibilidad de dejar a los países pequeños sin un comisario cada uno. España piensa, en cambio, que las presidencias de turno de. la CE, principalmente en lo que se refiere a la Política Exterior y de Segur¡dad Común (PESC), sean garantizadas por una troika en la que haya un país grande, con una diplomacia potente, un país, pequeño y otro nuevo
El valor de la población
También propone, aunque no quiere que se discuta el viernes, que se constituya en la práctica, sin necesidad de reforma institucional alguna, una minoría de bloqueo en función de la población, para evitar que un grupo de países con escasa demografía tenga mucho más capacidad de bloqueo que el resto de la Unión.
La única cuestión potencialmente conflictiva que aparecerá sobre la mesa del Consejo será la designación de la sede del Instituto Monetario Europeo (IME) y de algunas sedes más de instituciones comunitarias. España, con las candidaturas de Madrid para Medio Ambiente y de Barcelona para Evaluación de los Medicamentos, deberá obtener una de las dos sedes, pues es el único país de peso demográfico y político que no cuenta con ninguna institución comunitaria.
La celebración de la entrada en vigor del Tratado y la puesta a punto de toda una ristra de pequeñas decisiones que acompañan a la Unión Europea ocuparán buena parte del Consejo, pero los jefes de Estado y de Gobierno de los Doce quieren ofrecer también un mensaje contundente sobre la recesión y el desempleo. La presidencia de turno de la CE, a cargo de Bélgica, ha descartado que la cumbre vaya a adquirir un carácter festivo. "No habrá champán", ha sido el mensaje del ministro de Exteriores belga, Willy Claes.
El presidente francés, François Mitterrand, puede renovar el viernes la propuesta de una gran emisión de. deuda europea, por valor de 100.000 millones de ecus (150 billones de pesetas) destinada a infraestructuras y a estimular el crecimiento de forma mucho más contundente que la actual Iniciativa de Crecimiento, decidida hace casi un año en Edimburgo y que todavía no está enteramente en vigor. El presidente de la Comisión, Jacques Delors quería que los Doce decidieran aumentar la Iniciativa hasta 15.000 millones de ecus (2,25 billones de pesetas) y tuvo notables. dificultades para hacerse entender el lunes por los ministros de Economía.
Delors reprochó públicamente a los ministros de Economía su escasa colaboración con la preparación de un paquete de medidas contra el paro.
Delors ha manifestado su escepticismo por una cumbre que corre el peligro de atender sólo las reivindicaciones de algunos socios en lo que se refiere a sedes. "Nada", dijo Delors el lunes, cuando se le preguntó qué esperaba de la reunión.
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