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Medicina protesta contra las tasas con una noche de encierro y libros

Antonio Jiménez Barca

Los alumnos de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense han encontrado un sistema muy original de protesta contra la subida de las tasas: van a hacer una huelga a la japonesa, lo que traducido a términos estudiantiles equivale a encerrarse toda la noche de hoy en la biblioteca a estudiar. De esta forma matarán el tiempo mientras llegan las doce, la hora de la manifestación.Quien se piense que es el típico truco para reunirse y montar una juerga anda equivocado. Los mismos estudiantes han nombrado un equipo de orden que se va a encargar de hacer cumplir las normas que la biblioteca tiene en horario normal, y que se resumen en respetar un silencio absoluto.

Los estudiantes de Medicina, además de todos los invitados que quieran sumarse a la huelga productiva, comenzarán a acudir a la biblioteca a partir de las seis de la tarde. A las ocho, teóricamente, la sala tiene su hora de cierre, pero los estudiantes harán todo lo posible por mantenerla abierta. A partir de entonces, la noche es larga y los temas de estudio, muchos.

Ruth, estudiante de quinto curso, explica que la propuesta surgió de una asamblea el pasado día 21. "Un chico lo propuso y todos lo aprobamos por unanimidad. Es una manera de dejar claro que somos estudiantes y no vagos, y que nos tomamos en serio, tanto nuestros estudios como el problema de las tasas", dice Ruth, que piensa ir esta tarde al encierro pertrechada con dos monumentales manuales de medicina.

Políticas, con guitarras

Esta huelga a la japonesa no es la única acción que los estudiantes piensan protagonizar antes de acudir a la manifestación de mañana. En la facultad de Ciencias Políticas van a encerrarse toda la noche. En esta ocasión, se trata de un acto más ortodoxo, ya que los estudiantes no piensan acudir con los libros.El encierro se decidió el pasado jueves, fecha en que 800 estudiantes de la Universidad Complutense se reunieron frente al Rectorado de esta universidad para protestar por las tasas. Los universitarios se animaron unos a otros para llevar guitarras y sacos de dormir con el fin de que el encierro resulte lo menos penoso posible.

Así, mientras los que deciden esperar el amanecer y la manifestación en Ciencias Políticas duermen o cantan, en Medicina estudiarán.

"Calculamos que la biblioteca, que tiene plazas para 300 personas, se llenará porque mucha gente estuvo de acuerdo cuando hicimos la propuesta. Esta es la primera vez que se hace algo así, no sabemos de ningún movimiento estudiantil que para protestar se dedique a estudiar", dice Ruth. "Hay que demostrar a la sociedad que sabemos lo que tenemos entre manos", prosigue, "además, hay que aprovechar el día que vamos a perder con la huelga".

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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