Miles de personas huyen de las matanzas tribales en Burundi
"Es la guerra, el país está en llamas". Este dramático llamamiento de la Cruz Roja en la zona confirma los enfrentamientos tribales que se han adueñado de Burundi tras el golpe de Estado del pasado jueves. Militares golpistas derrocaron y asesinaron al presidente democrático, Melchior Ndadaye, de la etnia hutu, en este pequeño país oriental africano. Miembros de la etnia hutu, que es mayoritaria, han desencadenado una venganza a gran escala contra los tutsi, minoritarios, que controlan el Ejército y han protagonizado el golpe. Cientos de personas han sido asesinadas y unos 300.000 burundeses han huido del país para refugiarse en Estados vecinos.El teniente coronel Jean Dorandangua, portavoz de los golpistas, indicó que se ven incapaces de gobernar el país por lo que piden a los ministros derrocados, refugiados en Embajadas extranjeras, que permanezcan al frente de sus departamentos.
En un comunicado difundido por la radio de Ruanda los miembros del Gobierno de Burundi en el exilio realizaron un llamamiento a todos los burundeses para que luchen "hasta la última gota de su sangre contra la autoridad ilegal que los golpistas tratan de establecer".
La también derrocada primera ministra, Sylvie Kinigi, a la que en un primer momento se dió por muerta y que se encuentra refugiada en la Embajada de Francia en Burundi, manifestó el domingo: "No puedo aprobar en modo alguno que mi Gobierno inicie negociaciones con gente que está asesinando a nuestros líderes". Tras el golpe de Estado, los militares, mayoritariamente tutsis, controlan los edificios estratégicos de la capital, Bujumbura.
"Es un desastre. La guerra se lleva a cabo con machetes y todo el país ha estallado en llamas", manifestó Herve Leguillouzic, de la Cruz Roja, que recorrió el norte del país en helicóptero. En la localidad de Kibimba este funcionario de la Cruz Roja pudo ver los cadáveres de 25 escolares que habían sido quemados vivos.
Viviendas y granjas han sido incendiadas en todo Burundi, pero especialmente en la zona norte fronteriza con Ruanda.
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