Rocard desea un 50% de mujeres en las listas electorales socialistas
Michel Rocard volvió ayer a sorprender a, sus compañeros del Partido Socialista francés (PS), que el día anterior le habían aclamado como su líder. En el discurso de clausura del congreso de Le Bourget, Rocard se declaró dispuesto a encabezar la lista de los socialistas franceses a las elecciones europeas de 1.994, "pero con una condición: que esta lista esté compuesta por hombres y mujeres en condiciones de estricta igualdad".
JAVIER VALENZUELA, Rocard, que parecía haber renunciado a su big bang en aras de la unidad del partido, demostró que sigue siendo un político con ideas audaces. Sin que nadie, ni tan siquiera las propias interesadas, se lo hubiera pedido, exigió una participación femenina del 50% en la candidatura socialista a las europeas.El flamante primer secretario del PS, que el sábado recibió el apoyo de más del 80% de los congresistas de Le Bourget y de líderes socialistas europeos como el alemán Rudolf Sharping y el español Felipe González, abordó otros temas con los que piensa inyectar nueva vida a la izquierda francesa. Defendió la perspectiva de la semana laboral de 32 horas en cuatro jornadas como modo de lucha contra el paro. Pero, consecuente con su pragmatismo, añadió que eso será imposible de aplicar si los beneficiados no aceptan reducciones de salarios.
Pidió también una profundización de la construcción europea. "Si la idea de Europa está en crisis es porque durante demasiado tiempo diez de los doce Gobiernos de la Comunidad han sido de derechas", dijo. El líder socialista reiteró su propuesta de lanzamiento de un gran programa de obras públicas en la Comunidad Europea financiado por un préstamo de 50.000 millones de ecus (unos siete billones de pesetas).
El congreso de Le Bourget representó la consagración de Rocard. Su gran problema es que apenas tiene tiempo por delante para extender esa victoria al conjunto de la opinión pública francesa.
Impaciencia con Balladur
A su favor juega el hecho de que los franceses comienzan a impacientarse con Édouard Balladur, el primer ministro al que en estos días parece habérsele agotado de repente la gracia de que ha venido gozando desde la aplastante victoria electoral de marzo. El centrista Valéry Giscard d'Estaing arrojó ayer un dardo envenenado contra el primer ministro. "La huelga de Air France es un claro signo del fuerte trauma del cuerpo social francés" comentó. Giscard hundió aún más el dardo al añadir: "El Gobierno debería hacer una política económica y social activa que haga aparecer una perspectiva creíble de mejora".
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