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Aidid libera al piloto estadounidense y a un 'casco azul' nigeriano que mantenía como rehenes

El señor de la guerra somalí Mohamed Fará Aidid liberó ayer al piloto estadounidense Nfichael Durant, capturado en los duros combates de hace 11 días, y al soldado nigeriano Umaru Shantali, en su poder desde hace un mes, como gesto de "buena voluntad" hacia el restablecimiento del diálogo con las fuerzas de la ONU en Somalia y con Estados Unidos. El Gobierno norteamericano ha aclarado que la liberación de los rehenes es una concesión unilateral del jefe somalí y no fruto de algún tipo de negociación.

Michael Durant fue entregado ayer a las fuerzas de las Naciones Unidas afeitado y vestido con ropa limpia. El vídeo en el que el piloto aparecía, con cara de terror, durante un interrogatorio de sus captores, conmovió la pasada semana a la opinión pública norteamericana y obligó al presidente Clinton a reconsiderar su estrategia en Somalia. Durant, herido en los combates, fue transportado en una camilla. Shantali, cojeando, declaró: "Sólo deseo decir adiós a Somalia"."Quiero resaltar que no hicimos ningún trato [con Aidid] para asegurar la liberación" de Durant, dijo el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, en una conferencia de prensa celebrada ayer en la Casa Blanca, en la que se mostró muy aliviado por la noticia. El embajador especial de las Naciones Unidas en Somalia, Jonathan Howe, calificó la liberación de los dos rehenes como "un gesto importante" que podría permitir la reanudación de las negociaciones con el general somalí.

Horas antes de poner en libertad a los dos cascos azules, Mohamed Fará Aidid acusó de parcialidad al secretario general de las Naciones Unidas, Butros Butros-Gali, de quien dijo que mostraba una profunda hostilidad hacia su grupo, la poderosa Alianza Nacional Somalí, mientras preparaba acuerdos con otras facciones.

Fará Aidid concedió ayer una restringida rueda de prensa en su escondite en Mogadiscio. Con buen aspecto físico y abierta sonrisa, vestido de forma impecable, con una corbata roja y gafas de montura dorada, parecía más un exitoso hombre de negocios que un señor de la guerra acusado de haber provocado la muerte de miles de compatriotas y de 60 cascos azules. Aidid pidió la inmediata liberación de los "militantes" de su grupo detenidos por las fuerzas de la ONU y exhortó a los presidentes de Etiopía y Eritrea para que ejerzan una labor de mediación.

Iniciar el diálogo

El general somalí anunció que, por el momento, no abandonará la clandestinidad, dadas las declaraciones contradictorias de la ONU y de Estados Unidos", pero hizo un llamamiento para iniciar un diálogo pacífico. Aidid dio la bienvenida al cambio en la política de Clinton hacia su país, aunque matizó que el envío de 5.000 soldados más a Somalia era innecesario y podría tener un efecto negativo. "Las tropas de Estados Unidos y de la ONU en Somalia deberían ser reducidas y emplear el dinero en estimular el desarrollo", sugirió.

A pesar de las manifestaciones estadounidenses en favor del diálogo, las Naciones Unidas todavía mantienen la recompensa de 25.000 dólares ofrecida por la captura de Aidid, acusado de haber ordenado la muerte de 24 cascos azules paquistaníes el pasado mes de junio. El líder somalí, que se declara inocente, anunció que cooperaría con una comisión investigadora imparcial. "No hay ninguna razón para que se me excluya del proceso de paz", declaró Aidid.

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