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Los municipios nucleares europeos crean un grupo de presión ante Bruselas

Los ayuntamientos afectados se reunirán en Tarragona para discutir sus problemas

Los ayuntamientos europeos de zonas nucleares estudiarán la forma de defender conjuntamente sus intereses ante Bruselas y las empresas del sector. Entre los objetivos que se propone este grupo de presión, que se reunirá en Vandellós y L`Hopitalet de l'nfant, Tarragona, del 3 al 6 de noviembre, está que la CE se dote de un programa de desarrollo económico específico para sus áreas, que se homogeneíce la legislación europea sobre seguridad, y especialmente que se desarrolle un proyecto para el tratamiento de los residuos nucleares y el desmantelamiento de las centrales clausuradas.

La iniciativa ha surgido de la Agrupación de Municipios Afectados por Centrales nucleares (AMAC), la organización que agrupa a los 68 municipios españoles que están a menos de 10 kilómetros de distancia de una central nuclear. La AMAC comprobó que no existe ninguna línea de ayuda europea a los municipios nucleares y ha propuesto a los del resto de Europa elaborar un proyecto común.Recientemente tuvo lugar en París la última reunión preparatoria de las Jornadas Europeas de Áreas de Centrales Nucleares, que se celebrarán en Vandellós y L'Hospitalet de I'Infant, Tarragona.

Los impulsores creen que la organización municipalista serviría como un grupo de presión tanto para defender los intereses comunes ante las instituciones de Bruselas como ante los Gobiernos nacionales y las empresas del sector.

El objetivo es que el Parlamento Europeo legisle sobre los temas nucleares y que se homogeneícen las normativas estatales, teniendo en cuenta que los incidentes y la contaminación radiactiva no conocen fronteras, como demostraron las secuelas del accidente de Chernóbil (Ucrania) en 1986. Por ello, en la AMAC consideran que temas como el de los residuos radiactivos deberían ser objeto de un debate europeo.

En las áreas nucleares ha crecido con el paso del tiempo la preocupación por cómo se afrontará el fin de la vida útil de las centrales y los efectos que tendrá. Por un lado está el problema de los residuos radiactivos y el desmantelamiento, pero por otro el impacto económico, el tratamiento fiscal y la continuidad de las compensaciones.

El cierre de Vandellós

Éste es el problema que tiene planteado el municipio sede de las jornadas, Vandellós, por el cierre de la central de Vandellós I a raíz del accidente de octubre de 1989. Ahora tiene todos los inconvenientes de tener una central sin ninguno de sus beneficios. Vandellós I ha pasado de pagar una licencia fiscal de más de 30 millones de pesetas como central nuclear a pagar un impuesto de actividades económicas (lAE) de 165.000 pesetas como empresa de construcción. Para este tema, en las jornadas europeas se tomará como referencia el caso de la población alemana de Lubmin, donde se ha desmantelado una central.

Otro objetivo sería que la CE realice un programa específico de incentivos al desarrollo de las zonas nucleares, de la misma manera que hay programas europeos para regiones desfavorecidas y en regresión, o para las zonas de alta montaña.

Por otra parte, la construcción de centrales nucleares provoca desequilibrios socio-económicos en las zonas de emplazamiento. Durante la construcción, una gran inversión y demanda de mano de obra rompe la economía tradicional del área. Una vez puestas en funcionamiento, condicionan el desarrollo local por razones de seguridad y de concentración económica.

En España se ha establecido el llamado "canon ENRESA", como sistema de compensación económica a los municipios de las siete zonas nucleares existentes. Es una compensación económica en función del almacenamiento de residuos radiactivos en las centrales. También se hace una distribución de los impuestos que pagan las centrales. Pero en cada país europeo estos problemas se han tratado de maneras diferentes.

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