Depende de los surafricanos

Es adecuado que la Asamblea General de las Naciones Unidas levantara las sanciones económicas contra Suráfrica el pasado viernes sin que se pronunciaran largos discursos y ni siquiera se votara formalmente. El cerco a Suráfrica había finalizado efectivamente días antes, con la rápida y favorable respuesta a la petición de Nelson Mandela, tanto tiempo esperada, de que se abandonaran las medidas contra el país. Aun así, es correcto y bien merecido el hecho de que en la escena mundial Suráfrica haya pasado de ser un paria a una naciente democracia universalmente aceptada. El llamamiento de Mandela fue desencadenado por la votación del Parlamento surafricano que puso el escenario de las históricas elecciones democráticas del 27 de abril, de las que se espera salga un Gobierno de mayoría negra. Sin embargo, no hay esperanzas de que ni la votación que crea un Consejo Ejecutivo Transnacional multirracial ni la respuesta simbólica de las Naciones Unidas al Gobierno del presidente De Klerk produzca la tan necesaria avalancha de inversiones extranjeras. ( ... ) La cuestión de los flujos de capital extranjero dependerá menos de la buena voluntad internacional hacia una nueva Suráfrica que de las condiciones internas creadas por sus nuevos líderes. ( ... ) Los amigos extranjeros pueden ayudar al avance de la democracia, pero depende de los propios surafricanos combatir los terribles legados del apartheid. 11 de octubre