Nuestro tiempo antiguo
Los autores envejecen, los actores también; y también nosotros, el público tradicional del teatro. Y así florece un género casi interno o endogámico: si un día es el Encuentro de otoño (o Comedia a la antigua, o Canto de los cisnes, de Arbusov), al día siguiente están aquí estas tres hermanas: dos reales y una de teatro, las dos Gutiérrez Caba y Amparo Baró. Tres ídolos de siempre, tres juguetes nada rotos, sino simplemente madurados. Y una obra vagamente triste, considerablemente irónica y sarcástica, de Santiago Moncada, ayudados y resaltados todos por la experiencia de dirección de Ángel García Moreno.Comedia de hablar: mucho, con gracia, con las frases colocadas por excelentes maestras del teatro burgués -es más claro y más amable llamarle así que teatro comercial, aunque lo sea-; hablar incluso demasiado y, cuando se masca la tragedia, o la variación o lo que en teatro parecía imprescindible y se llama "acción" -ya no hay casi nunca-, el exceso de habla y las frases acumuladas la perturban y la retrasan. Tampoco, finalmente, importa nada: es una manera de terminar la obra por donde otros la empezarían.
Siempre en otoño
De Santiago Moncada. Intérpretes:Irene y Julia Gutiérrez Caba, Amparo Baró. Escenografia: Toni Cortes. Coreografia: Alberto Portillo. Dirección: Ángel García Moreno. Madrid, Teatro Reina Victoria, 8 de octubre.
La prueba de que ahí está el principio es que la obra termina con un brevísimo epílogo en el que cada hermana cuenta el desarrollo y desenlace de las otras dos: o el segundo o tercer acto que hubieran podido existir en esta comedia también a la antigua -en la línea de los maestros pasados: como la harían Ruiz Iriarte o López Rubio, o Calvo Sotelo, pero con escritura y valentías que vienen solamente del cambio de los tiempos: claramente, con el valor que tienen las obras recién escritas sobre las reposiciones- si se hubiese escrito con otro designio: o como en los guiones que el mismo escritor hace para el cine.
Hablan mucho
Defecto o virtud: hablan mucho, y a pesar de la reiteración continua, lo que dicen hace reír continuamente, identifica a muchas damas -y a los compañeros de las damas- y mantienen dos actos a base de una sola escena de antecedentes -cómo era todo, cómo fueron sus padres, cómo ha vivido cada una hasta el momento de encontrarse- y se termina ahí: no cuento las salidas finales de cada una de las tres chicas porque a lo mejor el autor cree que son sorpresas y que mas vale conservarlas. No es verdad: lo que vale en esta obra es la conexión con los espectadores de siempre, la facilidad irónica del diálogo y la capacidad de las tres actrices para colocar las frases. De ahí tanto aplauso, tanto bravo y tanta ovación como hubo: y como supongo que habrá en este teatro en las tardes de tanto otoño.