"Es un boicoteo de Volkswagen"
Los trabajadores de Seat se niegan a admitir que Zona Franca no sea competitiva
La salida del turno de la mañana de Seat ayer en la Zona Franca era un diluvio de caras largas. En las ventas ambulantes a la puerta de la factoría no se observaba el bullicio de los demás días. En menos de 10 minutos, varios miles de personas atravesaron el patio de entrada y subieron a los autobuses sin prestar atención a las paradas de fruta. Alguien dijo que la Zona Franca huele a solar. Los trabajadores de la tradicional factoría, que fue emblemática del despegue español de la metalurgia durante el desarrollismo, creen que Volkswagen (VW) practica un auténtico boicoteo contra la marca española.A la salida de la fábrica de la Zona Franca se observa la cola de todos los días ante la vendedora de lotería. Rosa Tomás lleva muchos años "repartiendo algún que otro millón de los ciegos, como le ocurrió a un grupo de personas afortunadas que cobraron 25 millones de pesetas hace cuatro años, cuando la empresa redujo la jornada laboral a cuatro días por semana
La idea de que la factoría de la Zona Franca cierra no es nueva, pero ahora se plantea por primera vez frontalmente. Avelino Martínez, con 33 años de antigüedad en Seat, explica que esta situación es similar a la de 1975, que costó el puesto de "trabajo a 5.000 compañeros". Avelino cree que las cosas han ido empeorando progresivamente desde que entró en la compañía, cuando Seat "era un monstruo del INI y estaba presidida por Sánchez Cortés, un militar de carrera". Este trabajador coincide con otros muchos, consultados ayer por este diario a la puerta de la factoría, en que VW no fabricará más coches en la Zona Franca, aunque ahora la dimensión de la fábrica ya es competitiva porque los ajustes de los últimos años la han reducido en un 60%".
El gesto de severidad en el rostro era bastante unánime. La crisis de Seat y el cierre anunciado de la fábrica de la Zona Franca puede ocasionar en la metalurgia española una conmoción similar a la que se registró en Detroit (Estados Unidos) con la crisis de Ford a principios de los ochenta. "Está ocurriendo lo mismo que pasó hace pocos meses con las empresas de KIO, sencillamente porque el Gobierno lo permite todo", asevera Avelino. Respecto al consorcio de VW la cuestión es sencilla: "Ahora reducen la plantilla y nosotros vamos a la calle, pero cuando ganaban dinero no nos dieron 2.000 duros a cada uno", resume el mismo trabajador.
La productividad
Las empresas japonesas de automóviles han demostrado que pueden gestionar plantas en EE UU y en Europa con niveles de productividad capaces de superar la eficiencia de la mano de obra norteamericana. El sistema nipón era el último arrebato del sector cuando José Ignacio López Arriortúa abandonaba General Motors para fichar por VW. El ejecutivo bilbaíno irrumpió con su escenario particular de altísima productividad basada en el mantenimiento de la plantilla de Seat y la viabilidad de la factoría de la Zona Franca, como anunció en junio pasado.
"Sin embargo, los hechos no confirman los pronósticos de López Arriortúa, y ahora las cosas se presentan dramáticamente; es un boicoteo de Volkswagen porque los alemanes se han encontrado ahora con que no consiguen vender en España el Vento y el Golf-, afirma Avelino. Ocurre sencillamente que los coches Seat "son más apreciados por el público que los modelos de VW", resume.
"Ahí dentro se respira malestar", señala Gregorio Muñoz, un trabajador que, apunta con la vista a la factoría de Seat en la Zona Franca. "Y no lo entiendo porque el ritmo de trabajo es el normal, como cada día". Rotundo, añade: "La gente sigue mentalizada para seguir trabajando meses y meses. Incluso puedo decir que hasta ahora se hacían horas extras". Muñoz -que se resigna a hablar de crisis- ha pasado los últimos 27 años de su vida, desde que se producía el 850, entre su casa y la Zona Franca. "Aquí ya no va a hacerse nada nuevo, pero no podemos creer que esto [vuelve a señalar con el dedo la planta industrial] vaya a cerrarse a corto plazo. Y está claro que a Martorell no vamos a ir". Muñoz se resigna y reflexiona: "Si vamos a la calle, la verdad es que no sé lo que vamos a hacer".
Empieza el segundo turno, el de la tarde. "Debemos entenderlo, hay un clima enrarecido; sobre todo con las personas de más edad, que después de muchos años de servicio con su propio esfuerzo ven peligrar un puesto de trabajo por el que han luchado toda su vida y en un momento en que la Zona Franca es perfectamente competitiva", dice Jacinto Pérez, de 48 años y, más de 20 en Seat. Fue despedido en 1975 por problemas laborales y readmitido después: "No tengo ningún miedo a ir a la calle, pero si voy tengo que decir que la mitad de la culpa la tiene la dirección y la otra mitad es de UGT y CC OO, ambos vendidos a la dirección".
Un trabajador busca sitio para aparcar. No quiere dar su nombre. "Soy uno más de Seat". Su mirada no está en ninguna parte. Sus ojos, llorosos. "Míralo tú mismo cómo estoy. Puedes darte cuenta de que no estoy eufórico. Todo esto es bastante más duro de lo que la gente cree. Y además, no lo dudes, todo lo que sé es por los periódicos, pero nada por comunicaciones oficiales claras", explica.
Ramón Castañal lo tiene claro. "Ahora lo único que quiero es pasar el fin de semana, quiero olvidarme de todo esto". Castañal afirma de esta situación: "Es un complot de los alemanes para aprovecharse de nosotros para tirarnos ahora". Este trabajador, que ve peligrar una jubilación digna, opina: "La solución para arreglar esto es fácil para ellos, quieren ponernos a todos en la calle".
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