13 soldados de Estados Unidos mueren tras dos días de combates en Somalia
El presidente norteamericano puede dar gracias de la crisis en Rusia, porque sin esa noticia Bill Clinton estaría en apuros para explicar la implicación de EE UU en la guerra abierta de Somalia. En una de las más sangrientas jornadas, 13 soldados estadounidenses, como mínimo, murieron el domingo, 75 resultaron heridos y siete han desaparecido. El Pentágono cree que han sido secuestrados por las guerrillas somalíes, que han reconocido hasta ahora tener en su poder a un piloto. Clinton autorizó ayer el envío de 200 nuevos soldados y material militar pesado a Mogadiscio para incrementar "la protección" de sus tropas.
Los siete soldados pertenecen a la unidad de élite de Rangers que fue enviada recientemente para colaborar en la detención del jefe guerrillero Mohamed Fará Aidid, cuya búsqueda ha llevado a Estados Unidos a meterse de lleno en un conflicto en el que nadie sabe muy bien qué intereses está defendiendo.El Pentágono admitió públicamente que siete norteamericanos se encontraban "desaparecidos". Las fuerzas de Aidid han reconocido tener en su poder al menos a un soldado estadounidense, cuya imagen ha sido distribuida en un vídeo casero: tapado con una manta y con la cara llena de heridas, Mike Duran se identificaba como piloto de helicóptero y, a instancias de sus captores, decía: "Soy soldado. Hago lo que ordenan. No es bueno que muera gente inocente".
El secretario de Defensa estadounidense, Les Aspin, amenazó ayer con una vigorosa respuesta si los prisioneros sufren algún daño.
El presidente Clinton, que ha visto su gira californiana afectada por la gravedad de los acontecimientos internacionales, se lamentó por la muertes de soldados y anunció el envío de un contingente de 200 hombres y armamento pesado a Mogadiscio. Clinton justificó esta decisión en la necesidad de una mayor protección para sus hombres.
Este brusco agravamiento de la situación en Somalia se produce justo cuando algunos datos recogidos por la prensa norteamericana indicaban que Clinton había ordenado a su secretario de Defensa una paulatina retirada de las fuerzas norteamericanas de aquel país del Cuerno de África.
El secretario general de la ONU, Butros Butros-Gali, emitió ayer ayer un comunicado en el que asegura que la muerte de los soldados de Estados Unidos no impedirá que se ejerza "vigorosamente" la misión encomendada a la ONU en Somalia. Los objetivos políticos y humanitarios continuarán "cuando las condiciones lo permitan", sigue la declaración.
Se trata de los mayores enfrentamientos registrados desde que 24 cascos azules paquistaníes murieron en junio en una emboscada tendida por los hombres de Aidid. Entre los somalíes, según la Cruz Roja, han muerto alrededor de 300 personas. Ya son 20 el número de soldados norteamericanos muertos en Somalia.
Macabro espectáculo
Durante los dos últimos días de batalla se registró en Mogadiscio el espectáculo macabro de dos soldados norteamericanos muertos arrastrados por la muchedumbre por las calles de Mogadiscio, mientras que sus cuerpos eran golpeados y despedazados.Pese a todo ese sacrificio humano, EE UU parece estar lejos de dar con el paradero de Aidid, un antiguo general de 57 años, que, aparentemente, sigue en Mogadiscio dirigiendo a sus tropas. La intervención en Somalia, que se inició a finales del año pasado como una misión humanitaria para combatir el hambre en aquel país, ha terminado convirtiéndose en el peor episodio militar en el que participa EE UU desde la guerra del Golfo. Tras los últimos enfrentamiento s, el Gobierno de Clinton se va quedando cada vez más solo en el respaldo de esa operación. La oposición republicana en el Congreso ha pedido desde hace días la inmediata retirada de las tropas norteamericanas.
Estados Unidos tiene actualmente 4.400 hombres en Somalia como parte de los 27.000 soldados del contingente de la ONU. Esta cifra debería haber empezado a reducirse esta semana, según los cálculos del Pentágono.
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