EE UU, Reino Unido y Francia exigen más sanciones contra Libia

A menos que Libia lo remedie en el último segundo, sanciones económicas más duras contra el régimen de Muamar el Gadafi. entrarán en vigor inmediatamente por su negativa a entregar a 'los dos libios sospechos de cometer el atentado contra el avión que explotó en 1988 cuando sobrevolaba la ciudad escocesa de Lockerbie. EE UU, Reino Unido y Francia introdujeron ayer formalmente en el Consejo de Seguridad de la ONU un proyecto de resolución que exige la congelación de las cuentas libias en el extranjero y la prohibición de ventas a ese país de materiales relacionados con la industria del petróleo, esencial para la economía libia.Los miembros del máximo órgano ejecutivo de la ONU consideraba ayer la posibilidad de retrasar la votación de esta propuesta al menos 24 horas para dar tiempo a las autoridades libias a entregar a los dos sospechosos. El Gobierno de Trípoli ya ha anunciado esta semana su decisión de entregarlos, pero ha pedido un poco más de tiempo para discutir las modalidades de la entrega.

El límite marcado por la ONU para aprobar nuevas sanciones venció a las cero horas del 1 de octubre. Los tres países autores de la iniciativa han cumplido con su promesa de presentar la nueva resolución cuando ese plazo hubiese vencido, pero ayer seguían las negociaciones, para comprobar si todavía era posible evitar la entrada en vigor de nuevas y más duras sanciones.

España, que es actualmente miembro del Consejo de Seguridad, anunció su voto a favor de la propuesta de EE UU, el Reino Unido y Francia, pero ha pedido que se excluyan de las sanciones las exportaciones de gas, que son vitales para España.

El ministro de Exteriores libio, Omar Al Muntasser, en un nuevo gesto conciliador, aseguró ayer en Nueva York que su país "aceptará" que los ciudadanos libios, sospechosos de haber atentado contra un avión francés de la compañía UTA que estalló sobre Níger en 1989, viajen a París. En una entrevista concedida a la cadena de televisión estadounidense CNN, Muntasser declaró: "No nos opondremos a que los dos sospechosos viajen a París", y añadió que es mucho más fácil negociar con los franceses que con los británicos.

Mientras, millares de ciudadanos invadieron el jueves por la noche las calles de Bengasi, al este de Trípoli, para protestar por las "amenazas occidentales contra Libia" y "desafiar el embargo" decretado por la ONU en abril de 1992 como consecuencia de la negativa a entregar a los responsables del atentado de Lockerbie.

Los manifestantes se habían congregado espontáneamente en las calles de Bengasi para acoger al presidente Gadafi, que acudió a celebrar la llegada a la ciudad de las aguas del gran río artificial. Esta obra, considerada como una de las realizaciones más importantes del régimen de Trípoli, fue diseñada por EE UU durante la monarquía de Idris I, y tienen por objeto construir cerca de 4.000 kilómetros de canalización, regando así más de 200 hectáreas y llevando el agua a diferentes ciudades.

La agencia oficial libia, Jana, asegura que los manifestantes profirieron unánimemente gritos contra los países occidentales, proclamaron su desafío al embargo occidental y su rechazo a las amenazas y ultimatos lanzados desde las Naciones Unidas.