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La devoción a Alá invade Sarajevo

La agresión serbia provoca la radicalización religiosa de los musulmanes

"Alá Akbar" (Dios es grande) reza una pintada en una de las enrevesadas calles de la Csarsíja, el viejo mercado del centro histórico de Sarajevo. Las tiendecitas que se salvaron de los bombardeos de este año y medio han abierto en las últimas semanas. Sus propietarios han aprovechado la tranquilidad relativa proporcionada por el enemigo, plantado a poco más de 500 metros, una vez conseguido su principal objetivo: que Occidente acepte sus conquistas militares y que desaparezca la república de Bosnia-Herzegovina.Las pocas granadas que caen estos días sobre el pintoresco mercado y algún disparo de un francotirador aburrido, no pueden reprimir el espíritu comercial de este pueblo, mercaderes y artesanos desde hace siglos. Una pequeña librería en la esquina junto a la mezquita Begova tiene más actividad que todos los demás comercios, cuyos productos son inaccesibles para una población sin trabajo y sin ingresos desde que comenzó la guerra. Es la librería de la Medresa, la vecina escuela islámica, que ofrece textos religiosos y culturales a los musulmanes bosnios. Antes sólo acudían a ella piadosos ancianos y estudiantes de teología con vocación de mufti (dignatario religioso musulmán). Ahora son muchos los que quieren descubrir la religión y su identidad. Si los matan por musulmanes quieren saber qué significa profesar esta religión.

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Todos están convencidos de que si las víctimas en la ciudad hubieran sido cristianas y los tanques y la artillería que las mata hubieran sido musulmanas, Europa no habría sido tan impasible, no habría visto tantos problemas y dificultades en acabar con la matanza. La asamblea musulmana que ayer sorprendió con nuevas exigencias de devolución de territorio antes de la firma del acuerdo de paz, comenzó con una oración. Sus conclusiones terminan con la frase "Alá es testigo de nuestras buenas y sinceras intenciones y pedimos que nos confiera la fuerza necesaria".

Algunos militares bosnios acudieron a Sarajevo con insignias con lemas del Corán. Por las calles, son ya frecuentes los jóvenes soldados que portan en la frente una cinta con el lema "Alá es grande" en árabe. En la calle Vase Miskina, pequeños tenderetes venden insignias de las diferentes unidades del ejército y pegatinas de todo tipo. La demanda de banderas americanas y alemanas ha caído, mientras aumenta la venta de insignias verdes con la media luna, un puño con una cimitarra y una sola palabra: "Yihad" (Guerra santa).

Occidente tenía en Bosnia a un pueblo musulmán, que parecía creado para facilitar y estrechar las siempre difíciles relaciones del mundo islámico con Europa. Nadie admiraba más a Occidente que estos bosnios en comunión perfecta con los ideales de tolerancia, multiculturalidad y Estado laico. La admiración de muchos se ha tornado en desprecio. La mayoría aún no ha caído en las manos del integrismo que nunca existió aquí.

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