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Menem convierte una elección parcial en Argentina en un plebiscito sobre su gestión

El afán del presidente de Argentina, Carlos Menem, de 63 años, de conseguir una reforma constitucional que le permita la reelección en 1995 ha convertido la elección parcial para la Cámara de Diputados del domingo en una especie de plebiscito sobre la gestión presidencial que le permita seguir en el cargo más de los seis años de su mandato.

Con un cierto toque de patetismo y un tono casi apocalíptico, el periodista Mariano Grondona proclama desde su programa de televisión: "Aquí lo que está en juego es el poder". En otra cadena televisiva, ocho representantes de diferentes institutos de opinión se enzarzan en discusiones metodológicas sobre encuestas y predicciones electorales. El periodismo local se ha puesto la pintura de guerra y alcanza cotas insólitas de militancia a favor o en contra del presidente.Las encuestas registran que nunca hubo tanto porcentaje de indiferentes y votantes dispuestos a depositar en la urna su papeleta en blanco.

Los argentinos están convocados a las urnas el próximo domingo para renovar la mitad de la Cámara de Diputados y una interminable lista de cargos en las Cámaras legislativas provinciales.

Se trata, en principio, de unas elecciones normales, que suelen tener el carácter de piedra de toque sobre el apoyo a la gestión presidencial. Las encuestas anticipan un triunfo del Partido Justicialista (peronista) con un 40% en todo el país, un 30% para la Unión Cívica Radical (UCR), y el 30% restante se lo repartirán los partidarios del ex militar golpista Aldo Rico, la izquierda y los partidos provinciales. Si estos pronósticos se confirman, apenas cambiaría la composición de la Cámara de Diputados.

Esta objetiva normalidad ha quedado perturbada por el plan de Menem, ya confesado de forma abierta, de conseguir la reelección en la presidencia. Considera Menem que necesita 10 años para completar su obra de devolver al país la estabilidad económica y llevar Argentina a eso que llaman primer mundo. Los planes de Menem chocan con un obstáculo que parece insalvable: la Constitución.

Esta venerable anciana, que ha cumplido ya 140 años, prohíbe la reelección inmediata del presidente, que, tras seis años de mandato, debe irse a casa y esperar otros tantos antes de intentar volver a la presidencia. El mecanismo de reforma de la Constitución es bastante rígido y se requiere una mayoría de dos tercios en el Congreso de senadores y diputados más la convocatoria de una Asamblea Constituyente.

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Menem quiere seguir en la presidencia y parece dispuesto a todo para conseguirlo. Esto exige un buen resultado el domingo. Parece imposible que el peronismo y los partidarios de la reforma de la Constitución consigan una mayoría de dos, tercios, que permitiría poner en marcha el mecanismo para hacer posible la reelección de Menem. No obstante, el presidente tendría todavía varias armas en la reserva como convocar un plebiscito sobre la reforma, figura no prevista en la Constitución. También podrían intentar convencer a los diputados y senadores necesarios o incluso llegar a un acuerdo político con la oposición.

El primer partido de oposición radicales (UCR) de Alfonsín, se niega de forma contundente a cualquier tipo de compromiso.

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