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Aberturas de desmayo y transparencias aligeran un verano monacal

Karl Lagerfeld, testigo de excepción en la Pasarela Cibeles

Rocío García

Mujeres lánguidas y sugerentes, aparentemente apagadas bajo tonos pálidos, pero con un toque resueltamente sexy. Ésta es la propuesta sugerida ayer por los diseñadores en la segunda jornada de la Pasarela Cibeles de Madrid con vistas al próximo verano: María Guardione, Jordi Cuesta y Roberto Verino. No hay lugar para estampados estridentes. Todo son colores suaves, líneas geométricas y largos larguísimos. El toque monacal sólo se suaviza con transparencias, insinuantes aberturas - algunas de desmayo- y colores lánguidos.

María Guardione, Jordi Cuesta y Roberto Verino protagonizaron junto a Jesús del Pozo y sus tesoros de orfebrería la jornada de ayer de la Pasarela Cibeles, que contó con un testigo de excepción, Karl Lagerfeld, diseñador de Chanel.El Museo de Ciencias Naturales, entre esencias y dinosaurios, fue el lugar elegido por Jesús del Pozo para iniciar su nueva etapa dedicada al diseño de orfebrería y pañuelos de seda después de 19 años trabajando exclusivamente en la moda. Como si de tesoros arqueológicos hallados en el fondo del mar se trataran, Jesús del Pozo mostró, en una hilera de peceras toda una gama de pendientes, brazaletes, pulseras, collares y gargantillas realizadas en plata dorada u oxidada.

La conquense María Guardione parece tenerlo muy claro: la simplicidad por encima de todo. Los colores naturales de su colección alternan con el blanco y negro, y el lino, la organza y las viscosas son los tejidos utilizados por esta diseñadora que apuesta fuerte para el próximo verano por el chal como prenda para todo. Destacar de este desfile los combinados de falda pantalón hasta la rodilla -lo único corto que presentó- con chalecos sin mangas trapezoides, todo combinado en beis y blanco; los trajes vaporosos de organza azul muy oscuro, en los que las transparencias juegan un papel preciso, y los vestidos de una sola pieza realizados en viscosa en blanco y negro.

A la hora de la siesta en la Pasarela Cibeles llegaron las nada sutiles sugerencias sexis del barcelonés de 33 años, Jordi Cuesta. Hombros desnudos, escotes laterales, espaldas al aire con trenzados tirantes, aberturas hasta la ingle si se trata de faldas, y desde el pecho si son combinados de pantalones y chalecos, son las líneas básicas de su colección.

El clima en la pasarela se calentó de cara al desfile de Roberto Verino, que logró un lleno absoluto de un público entusiasta. Un ligero aire oriental atraviesa la columna de la colección de Verino, la más variada presentada hasta ahora. Túnicas blancas largas sobre pantalones estrechos del mismo color, con un cierto aire indochino o, en el otro extremo, pantalones anchísimos con grandes gabanes o camisolas muy sueltas, son algunas de las propuestas de Verino, que ha apostado por las mangas largas y las babuchas en piel y seda.

Destacan los chalecos bordados en ligeros dorados, con pantalones negros muy vaporosos adornados con cinturones de pasamanería del mismo color, en un toque "mágico" que recordaba las mil y una noches de la moda.

En el clima de crisis, del que no se salva el mundo de la moda en España, la nota discordante la puso Karl Lagerfeld, diseñador de Chanel, que pasó ayer por Madrid para ejercer de cronistafotógrafo para la revista Vogue.

"No creo en la falta de medios como un freno de la creación. La fuerza y la vida de la moda no la dan las inyecciones presupuestarias de gobiernos y administraciones", dijo Lagerfeld. Algunos entendieron estas reflexiones del diseñador alemán como una lección ante las eternas quejas de muchos creadores españoles.

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