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El Gobierno alemán pide que se declare fuera de la ley una organización neonazi

El Gobierno de Bonn anunció ayer que pedirá Tribunal Constitucional que declare ilegal el Partido Libre Alemán de Trabajadores (FAP), creado en 1979 y uno de los más notorios del movimiento neonazi. Si la petición es aceptada,FAP será el quinto grupo de dicha ideología que queda fuera de la ley desde finales de 1992. Sin embargo, las investigaciones de la policía en dos casos de violencia racista -el que se cobró la vida de tres turcas en Mölln, en noviembre de 1992, y el que en Solingen, en mayo de 1993, causó cinco muertos de la misma nacionalidad- están siendo puestas seriamente en duda.

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En ambos casos, en medio de una fuerte presión política, los supuestos culpables fueron de tenidos con inusitada rapidez. Ahora, sin embargo, los acusa dos han negado los cargos y numerosas pruebas indican que la fiscalía federal, que se hizo cargo del asunto, podría haber dirigido sus pesquisas en una dirección equivocada.Hace menos de un mes, Rolf Hannich, portavoz de la fiscalía, aseguró que las investigaciones sobre el atentado de Solingen habían "prácticamente concluído" y los culpables -Christian R., de 16 años; Felix K., también de 16; Christian B., de 20, y Markus G., de 23- identificados y detenidos.

Sin embargo, sus abogados y sus familiares acusan a las autoridades de haber buscado un chivo expiatorio para cal mar a la opinión pública. Argumentan que ni los motivos se sostienen ni la reconstrucción de los hechos de aquella noche trágica da pie para creer que los cuatro jóvenes pudieran ser los autores.Declaración falsa

Todo se basó en la declaración de Christian R., el primero que fue detenido, y que, tras engañar primero a la policía pro porcionando una fantasiosa descripción de sus cómplices, que llegó incluso a ser difundida por las autoridades, admitió posteriormente, a preguntas de quienes le interrogaban, que conocía a los otros tres. Felix K. y Christian B. siempre han negado su implicación. Markus G., a quien le fue encontrado un carnet de la Deutsche Volksunion (DVU), un partido de extrema derecha legal, confesó primero y después retiró lo dicho para confesar una segunda vez.

El golpe más fuerte para la tesis de la policía, que se basa en que los autores compraron la gasolina con la que prendieron fuego a la casa poco antes de la medianoche, en una estación de servicio cercana, ha sido el descubrimiento de que el incendio fue provocado con aguarrás, un combustible que se consigue en tiendas especializadas, ninguna de las cuales está abierta a esas horas.

Además, según el diario Tageszeitung de Berlín, la policía ha obviado la pista más espectacular, la escuela de artes marciales Hak-Pao, de Solingen, donde se cruzan todos los hilos de la extrema derecha de la zona y de la que eran alumnos tres de los cuatro supuestos criminales.

En paradero desconocido

Dos de los más conocidos miembros del ambiente neonazi de Solingen, socios de este club, han desaparecido desde la fecha del atentado, aunque no están siendo buscados por la policía.

En el caso del atentado de Mölln los dos acusados han renegado también de su declaración de culpabilidad y la defensa está empezando a presentar testimonios que parecen dirigir las sospechas en otra dirección. Lo que, en todo caso, parece cierto es que, tras la pasividad durante largo tiempo de las autoridades ante el tema, el Gobierno del canciller Helmut Kohl ha cambiado radicalmente de táctica y está dispuesto a aplastar sin contemplaciones la cabeza de la serpiente, empezando por situar fuera de la ley a todos los grupos de tendencia nazi.

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