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72 obras maestras del impresionismo retornan a Europa

Se ha inaugurado en París, en el Museo de Orsay, la exposición Obras maestras de la Fundación Barnes. Se trata de una muestra de 72 pinturas compradas por el industrial y filántropo estadounidense Albert C. Barnes (1872-1951), pinturas que desde su ingreso en dicha fundación, con sede en Merion, cerca de Filadelfia, no habían sido nunca descolgadas de sus muros ni reproducidas fotográficamente en color, y que, sólo desde 1961, podían ser visitadas por el gran público, siempre y cuando aceptase acudir a Merion una tarde de viernes o sábado.Barnes compró más de 2.000 obras, con especial devoción para con el impresionismo y posimpresionismo, el arte africano, las esculturas del antiguo Egipto o de la Grecia clásica. La fundación es el único lugar del mundo que conserva 180 obras de Renoir, 69 de Cézanne, 60 de Matisse y un número importante de telas de Monet, Manet, Van Gogh, Seurat, Gauguin, Modigliani, La Fresnaye, El Douanier Rousseau, Soutine y Picasso, artistas todos ellos que han viajado ahora hasta París.

La Fundación Barnes ha sido autorizada a dejar salir las 72 pinturas, únicamente durante el tiempo necesario para realizar las obras de modernización del edificio neoclásico, erigido en Merion entre 1922 y 1925. El presidente de la institución, Richard Glanton, ha explicado que "esos trabajos costarán siete millones de dólares (casi 900 millones de pesetas), y el alquiler de nuestros cuadros en París nos permite ingresar 2,5 millones, mientras que en Tokio pagarán 4,5 millones".

La cerrazón y secretismo míticos de la Fundación Barnes se fundaban en la irritación que despertó en el millonario descubridor del antiséptico Argyrol la pésima acogida que, en 1923, dispensaron los críticos americanos a su colección y criterios museográficos. Barnes creía en las virtudes educativas del arte y mezcló las máscaras africanas y los modigliani, renoirs, cezanne y la estatuaria griega.

Vista hoy la parte de la colección Barnes que ha viajado a París es la envidia de los mejores museos de arte moderno: las Grandes baigneuses, de Cézanne; el Monsieur Loulou, de Gauguin; el retrato de Jeanne Durand Ruel hecho por Renoir; el retrato de Josep-Etienne Roulin por Van Gogh; Montrouge-Rosa la Rouge, de Toulouse Lautrec; la Mauvaise surprise, de Rousseau; La femme a la cigarette, de Picasso; el Ñu couché de dos, de Modigliani, o Le bonheur de vivre, de Matisse, son obras indiscutibles.

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