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Ring, ring, rebelión en el hilo

Los alcaldes de la periferia no quieren seguir pagando el teléfono hasta 17 veces mas caro que Madrid

Ring, ring. "Dígame". Decir esta frase por teléfono desde los alrededores de Madrid a la capital puede costar 10 pesetas o diez duros. Esas dos tarifas rigen en localidades con distancias similares a la gran ciudad. Cuanto más se hable, peor. La hora de charla puede costar 105 pesetas (tarifa urbana) o 1.790 (tarifa provincial). El alcalde de uno de los pueblos afectados, Villanueva del Pardillo, se apresta a coordinar al resto de las víctimas en una batalla contra Telefónica. La compañía ha mostrado una cierta disposición, pero desde el Gobierno se escucha un no rotundo a la rebaja: "Es una injusticia, pero no se soluciona bajando las tarifas caras, sino subiendo antes las baratas".

Hay muchos madrileños que se echan a temblar cuando llega la factura del teléfono. Pero aquéllos que viven fuera del área metropolitana sufren sudores fríos; más helados aún en alguno que se mida con el vecino. Así, mientras al abonado de Majadahonda paga 10 pesetas por tres minutos de conversación con Madrid, su vecino de la limítrofe Villanueva del Pardillo desembolsa 50 pesetas por el primer minuto y 110 por tres minutos, aunque consigue una rebaja si elige la tarde o la noche para conversar.

Los municipios limítrofes con lo que Telefónica considera área metropolitana de Madrid quieren acabar con esta "discriminación" y "freno al desarrollo". En la región hay 2.216.326 líneas en servicio. Sólo en la capital hay cerca de millón y medio y en su cinturón más inmediato, 365.547. En ambos casos disfrutan de las baratas tarifas urbanas para llamar dentro del área metropolitana. Los otros casi 400.000 teléfonos de la región tienen el precio caro, la tarifa provincial, si llaman a la zona barata.

Quejas empresariales

El alcalde de Villanueva del Pardillo (2.171 habitantes), Juan González Miramón (PP), asegura que la división de tarifas es "inconstitucional" porque no recoge el principio de igualdad. Por eso ha retomado el hacha de guerra que levantó Tres Cantos (16.331 habitantes). González, que dirigió este verano una carta a todos sus colegas regionales, proyecta convocar una asamblea de alcaldes para aunar una protesta "justa y razonable" contra la Telefónica. "Aquí tenemos un agravio comparativo desmesuarado. En Las Rozas o Majadahonda, que están a ocho kilómetros, el teléfono cuesta muchísimo menos", apunta.El alcalde de Villanueva del Pardillo ve razonable que las tarifas se encarezcan en función de la distancia, pero no tanto como ahora. "Para nosotros, el teléfono tan caro es un freno al desarrollo", apunta.

Desde Tres Cantos, el presidente de la asociación local de empresarios, Agustín Sáiz, le da la razón. "Estamos enrabietados con las tarifas". En esta ciudad creada por el Boletín Oficial del Estado y potenciada con un polígono industrial y un parque tecnológico con aspiraciones de Silicon valley, el teléfono supone una pesada cuenta en la actividad económica.

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"Cuando me instalé aquí, no podía imaginar que iba a pagar 10 veces más de teléfono que en Madrid. Tengo 15 trabajadores y en la capital pagaba menos de 100.000 pesetas por recibo y aquí abono entre 500.000 y 600.000. Soy menos competitivo", explica Sáiz. "La crisis hace afinar más el lapicero".

"Herencia franquista"

Amén de quejas, en Tres Cantos -donde la rebaja del teléfono fue promesa electoral del PSOE- hay decepción. "Un representante de Telefónica nos aseguró que en agosto el tema estaría resuelto, pero a finales de julio la compañía dio contraorden. Nos han tomado el pelo y la situación se va a radicalizar", dice el empresario.El alcalde de la localidad, José Luis Rodríguez Eyre (Tres Cantos Unido) asegura que la lucha no decaerá. "Iremos donde haya que ir, porque ya hay empresas que dejan de instalarse aquí por culpa de la factura telefónica", afirma. El alcalde cuenta, entre otros aliados, con una compañía que paga 40 millones de factura.

En el ministerio de Obras Públicas, Transportes y Comunicaciones, reconocen que la decisión de no rebajar las tarifas ha sido de la delegación del Gobierno en Telefónica, dependiente del ministerio.

"Hay una injusticia cierta, pero no se soluciona rebajando las tarifas", afirma una fuente próxima al delegado. Califica la situación como "una herencia del franquismo, que subvencionó las llamadas urbanas". Aunque Franco murió hace casi 18 años, la fuente resalta que Telefónica sigue cobrando las llamadas urbanas a un precio inferior al coste. Además, "en algún sitio hay que poner el límite metropolitano".

La solución, según el ministerio, pasa por el reequilibrio de tarifas: subir las urbanas y moderar las provinciales "en un plazo de cinco a 10 años".

En la Asociación de Vecinos de Tres Cantos, Gabriel Muñoz, ironiza: "El problema es que las tarifas urbanas entran en el IPC e influyen en la inflación"

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