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EL FUTURO DE PALESTINA

Palestinos contra palestinos, y a pedradas

Peleas en las polvorientas calles de Gaza a favor y en contra de Yasir Arafat

Palestinos contra palestinos, y a pedradas. Fue una riña fugaz lo que dio ayer a los palestinos un nuevo motivo de inquietud ante la increíble velocidad que han cobrado las conversaciones de paz entre la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) e Israel. Más que incertidumbre, en las polvorientas calles de Gaza había ayer auténtico pasmo: la noche del miércoles, soldados del Ejército de ocupación israelí tuvieron que intervenir para romper un enfrentamiento entre los palestinos que defienden a Yasir Arafat y palestinos que le imputan la más humillante capitulación árabe ante Israel.Entre carromatos a punto de sucumbir ante el peso de sandías y duraznos maduros, en el mercado del campo de Shati la gente sacaba conclusiones sombrías. Un albañil barbudo dijo: "Israel ahora defiende a Arafat". Un heladero maldijo el nombre del líder palestino. Dijo que hablar de paz con Israel sin una garantía de recuperar Jerusalén era una "gran traición al Islam". Una señora llamada Yazmín confesó que sentía miedo por sus hijos. "Lo que se firme en Washington va a traernos violencia", pronosticó con una mueca de angustia.

Ayer, los seguidores de Arafat trataban de minimizar la importancia de la primera manifestación de repudio al insólito entusiasmo que Arafat está demostrando en las negociaciones de paz. Bader Yasín, un empleado de la universidad de Gaza, explicó, con naturalidad fingida: "En la democracia palestina, todos pueden expresar su opinión con libertad".

La mayoría de las veces, la opinión de los seguidores del movimiento islámico Hamás suele ser contundente. El miércoles por la noche, militantes de Hamás interrumpieron una reunión de cerca de 4.000 palestinos en el campo de Shati convocada por el sector arafatista. Lo hicieron con piedras. Según testigos, por lo menos quince personas resultaron levemente heridas.

La primera conclusión que debieron sacar los partidarios de la llamada Opción Gaza-Jericó primero es que no todos están dispuestos a arrojar pétalos cuando Arafat llegue a Gaza, si es que ello realmente llega a ocurrir algún día. La segunda, que convencer a los opositores va a demandar mucho más esfuerzo del que la OLP supone.

La voz del propio Arafat fue escuchada en Nablus en una llamada telefónica desde Túnez. El líder palestino hizo un llamamiento a la unidad nacional frente a lo que en muchos círculos palestinos se percibe como la más seria fractura entre los que viven bajo la ocupación, israelí en la franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén.

"Lo que nos une es la causa de Jerusalén y el clamor de justicia, no las maniobras de Arafat ni la conspiración norteamericano-israelí", declaró Ahmed Askari, un mecánico de Gaza. "Nos une el Islam, nos unen la reclamación de los derechos de los musulmanes. La OLP quiere dorarnos la píldora con aquello de la autonomía limitada para Gaza y Jericó".

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Ardua como se perfila la campaña de relaciones públicas de la OLP, incluso entre los refugiados que deberían olvidarse de volver algún día a sus casas, hay decididamente idéntica dosis de fe en tiempos mejores. Los escépticos, dicen, tendrían que admitir que al menos Arafat promete poner fin al ciclo de la violencia en los territorios ocupados.

"Lo de Washington es un primer paso, un gran paso, en la dirección correcta", declaró Abdel Jakírn, un estudiante de leyes en Gaza. "Arafat sabe lo que hace. No así los falsos musulmanes que predican la violencia sin fin". Sus palabras vinieron acompañadas de una imprecación contra Hamás.

En el tumulto, en la calle Omar Mujtar, un vendedor de abanicos y ventiladores elevó los ojos al cielo cuando se le preguntó si la paz que Arafat propone a Israel va a mejorar la situación de los palestinos. "Alá biafer", dijo. "Sólo lo sabe Alá". Bajo el implacable sol de Gaza parecía la respuesta más apropiada.

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