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El presidente de la Cruz Roja critica el papel equívoco de la ONU en las guerras

El presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), el suizo Cornelio Sommaruga, acusó ayer en Ginebra a las Naciones Unidas de desempeñar un papel "equívoco" en recientes conflictos como los de Irak, Bosnia-Herzegovina, Somalia o Camboya, pues su bandera acoge tanto al Consejo de Seguridad como a las agencias humanitarias o las fuerzas de mantenimiento de la paz.Las tareas de las Naciones Unidas y la aplicación del derecho humanitario en los conflictos armados centró los debates de la Conferencia para las Víctimas de la Guerra, que ha reunido en Ginebra a 140 países durante tres días a instancias del Gobierno suizo y que fue clausurada ayer.

En la declaración final se insta a elaborar un aparato jurídico internacional apropiado que dé una respuesta adecuada y eficaz a la sistemática violación del derecho humanitario. Esta necesidad se hace cada vez más urgente ante el nuevo tipo de conflictos -étnicos, tribales, secesionistas- en los que las víctimas civiles se convierten en otra arma más en la guerra.

Uso de la fuerza

El documento final aboga por la utilización de la fuerza en caso necesario para proteger y hacer respetar el derecho humanitario. Para ello, los firmantes se comprometen "a actuar en cooperación con Naciones Unidas y conforme a la Carta, para asegurar el pleno respeto del derecho internacional humanitario en caso de genocidio y de otras violaciones graves de este derecho".

Los firmantes de la declaración rehúsan aceptar "que los heridos sean rematados, los menores masacrados, las mujeres violadas, los prisioneros torturados, las víctimas privadas de asistencia humanitaria básica, que el hambre se utilice como un método de guerra contra los civiles y que las obligaciones que se desprenden del derecho internacional humanitario en caso de ocupaci6n extranjera de los territorios no sean respetadas".

Además condena que la ocultación de Información para las familias de las víctimas, el desplazamiento de poblaciones y la práctica "odiosa de la limpieza étnica", en clara alusión al conflicto que afecta a la ex Yugoslavia. Las 160 delegaciones, tanto oficiales como de organizaciones no gubernamentales, exigen que se lleven a cabo acciones a nivel nacional e internacional para que tanto el personal encargado de llevar la asistencia a las víctimas como las fuerzas encargadas del mantenimiento de la paz puedan realizar sus tareas sin obstáculos y sin poner en peligro sus propias vidas.

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