Un campo de pruebas
La operación de Naciones Unidas en Somalia (Onusom) constituye no sólo un auténtico test sobre la capacidad de la ONU para transformar la situación general de un país y garantizar la distribución de la ayuda humanitaria, sino también un laboratorio donde se pone a prueba una nueva modalidad de operaciones para los cascos azules y un campo de experimentación para la nueva doctrina norteamericana. sobre intervencionismo. Demasiados experimentos al mismo tiempo y para un solo edificio.Las organizaciones humanitarias que operan en el país desde el pasado año coinciden en señalar que la intervención militar iniciada en diciembre con un desembarco -espectáculo absolutamente ridículo no ha hecho más que empeorar la situación desde el momento en que Unosom ha ido militarizando progresivamente una estrategia en detrimento de los originarios aspectos humanitarios y políticos de la operación. Onusom se ha convertido en un clan más en el ya complejo e inestable sistema de alianzas tribales de este país, con la particularidad de que se trata de un nuevo clan que ha declarado la guerra al clan autóctono más poderoso desde un punto de vista militar. La opción de enfrentarse con Aidid, y especialmente el estilo de hacerlo, incluido el "Se busca, 25.000 dólares de recompensa", garantiza el desarrollo de una guerrilla urbana, las antipatías populares hacia las fuerzas norteamericanas y la inseguridad de las calles de Mogadiscio.
El almirante Howe, responsable de Onusom, es ya animal Howe en muchas paredes de la capital. Su destitución, con la de sus asesores militares, parece ser el requisito necesario para retomar el hilo político negociador que tan paciente y brillantemente tejió en su momento el argelino Sahnoun, figura respetada por todos y sacrificada por la burocracia de la ONU.
Somalia es también el terreno donde, por primera vez, los cascos azules compaginan la protección de la ayuda humanitaria con el desarme de la población y el ataque directo y ofensivo a una parte de esta población. Las fuerzas de imposición previstas por Butros Butros Gali para un futuro ya funcionan de hecho en Mogadiscio y con absoluta impunidad, aunque nunca han tenido la oportunidad de hacerlo en Bosnia. La confusión creada entre los cascos azules tradicionales (no ofensivos) es notable y, con toda seguridad, repercutirá muy negativamente en futuras operaciones de la ONU, al menos mientras sus cascos azules no sean profesionales dependientes exclusivamente de las Naciones Unidas, y especialmente entrenados para actuar en situaciones tan conflictivas.
La reciente directiva firmada por Clinton sobre la postura de Estados Unidos en operaciones de mantenimiento de la paz, en la que autoriza a los mandos norteamericanos a desobedecer cualquier orden de la ONU que juzguen ilegal o, "militarmente imprudente", tiene que ver con lo que ocurre actualmente en Somalia, y es el preludio de una encarnizada batalla que tiene por objetivo controlar los cambios que en los próximos dos o tres años se van a producir en el Consejo de Seguridad, en un amplio proceso de reforma de la ONU y que afectará a las formas que permiten legitimar operaciones intervencionistas desde este organismo.
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