Cunde el pesimismo en la NASA tras dos días sin contacto con la nave enviada a Marte
La 'Mars observer' es la primera misión de EE UU al planeta rojo en 17 años
Cada 20 minutos, una secuencia de impulsos electromagnéticos abandona una de las tres grandes antenas de la red del espacio lejano de la NASA y viaja por el espacio hasta las cercanías M planeta Marte. Su objetivo es la sonda Mars Observer, perdida desde la madrugada del domingo, que debe entrar hoy en órbita del planeta rojo tras 11 meses de viaje desde la Tierra. Una de las estaciones que está intentando entrar en contacto con el vehículo automático es la de Robledo de Chavela, en Madrid, pero el pesimismo aumenta a medida que pasan las horas sin resultados.
"No sabemos lo que está pasandó", señala Luis Ruiz de Gopegui, responsable de la estación conjunta INTA-NASA en Robledo de Chavela. El equipo de la estación lleva dos días enviando durante ocho o nueve horas la secuencia de comandos que intenta despertar a la nave pero que hasta el cierre de esta edición se estrellaba con un muro de silencio. Robledo se turna con las estaciones situadas en California y en Can berra (Australia), todas ellas bajo el control del Jet Propulsion Laboratory, en Pasadena (Califórnia).El contacto se perdió cuan do se mandaban las órdenes para llenar los pequeños tanques de combustible que alimentan los motores de la nave, para frenarla y situarla en órbita del planeta. Ruiz de Gopegui descarta el error humano ("la sonda no admitiría órdenes erróneas") y aventura varias hipótesis, la mayoría muy improbables, como una explosión o un choque con un meteorito; también explica que se ha podido producir una fuga de combustible por una válvula mal cerrada y que eso en el espacio es algo muy perturbador: "La nave empezaría a dar tumbos inmediatamente y sería imposible recuperarla mientras salga gas
No es la primera vez que se pierde el contacto con el Mars Observer desde que fue lanzado en octubre de 1992, pero en ocasiones anteriores se recuperé en pocas horas. La situación actual es mucho más preocupante.
Asteroide artificial
La nave es prácticamente automática y está programada para orientarse mediante las estrellas y estabilizarse si algo le perturba. También puede entrar en órbita automáticamente pero de nada serviría si no se restablece la comunicación.Si no se encuentra en las próximas horas, los técnicos de la NASA seguirán buscando el Observer durante semanas, porque el proyecto es demasiado caro -1.000 millones de dólares en total (unos 136.000 millones de pesetas)- e importante como para darlo por perdido prematuramente. Pero si ha pasado de largo Marte y no' se puede recuperar, terminará como un asteroide artificial inservible alrededor del Sol.
El Mars Observer, la primera misión científica al planeta rojo que envía EE UU en 17 años, está dotado de sensores para trazar un mapa físico, químico y geológico mucho más- completo que el disponible actualmente. Debía observar el planeta durante un año marciano (686 días) desde 400 kilómetros escasos de altura.
Era también el primer paso de lo que pretende ser el mayor esfuerzo coordinado para explorar el planeta considerado el más parecido a la Tierra, un esfuerzo plagado de dificultades. Le iban a seguir dos sondas rusas en 1994 y 1996, con instrumentos de varios países, si la situación económica no lo impedía. Si se pierde el Observer, también estas misiones quedan en el aire.
Marte fue el primer planeta que vieron de cerca los humanos, en 1971 a través de la Mariner 9. Luego, en 1976, llegaron los Viking, dos naves automáticas que aterrizaron y buscaron signos de vida sin encontrarla. La última visita fue la de una nave rusa, la Phobos, en 1988, pero la misión fracasó cuando la nave dejó de transmitir a los dos meses.
Explorando el sistema solar
Algunas cosas salen bien y otras mal. Ese es el sino de la investigación espacial hasta ahora. De los compañeros del Observer que recorren el sistema solar, aunque tan lejanos que no tendrá ninguna relación con ellos, uno ha cumplido su misión a la perfección y otro va camino del fracaso.La sonda Magallanes se encuentra en órbita de Venus, el planeta más cercano a la Tierra, desde hace más de dos años. Ha hecho un completo mapa de su superficie y atmósfera y sus datos incluso hicieron pensar que había volcanes activos, lo que luego fue desechado.
En cambio, Galileo, en camino hacia Júpiter desde hace casi tres años, siguiendo una laberíntica ruta que le permite aprovechar el tirón gravitacional de otros planetas, constituye una decepción para los científicos, debido a que no se ha podido desplegar la mayor de las antenas de las que dispone. Esto quiere decir que la gran cantidad de datos e imágenes esperados cuando llegue a Júpiter en 1995 se reducirá en un 90%, ya que deberá transmitir por dos pequeñas ante.
Hay una tercera sonda, Ulysses, un proyecto conjunto de Europa y Estados Unidos. Al contrario que las demás, que se mantienen en el plano común a los planetas, Ulysses, lanzada en 1990, se va a desplazar fuera de la eclíptica para poder observar por primera vez los polos del Sol. Para lograrlo, primero se está dirigiendo hacia Júpiter.
Las más veteranas son, sin embargo, las dos sondas Pioneer que llevan desde 1977 explorando el sistema solar y han producido las más espectaculares imágenes de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Ya no les quedan más planetas que ver mientras se alejan del sistema solar, cuyo confín electromagnético, la heliopausa, empezaron a cruzar el pasado mes de agosto por primera vez en la historia espacial.
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