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Secuestro en FM

Un fallido pirata aéreo es uno de los 57 presos cubanos, liberados tras la mediación de Manuel Fraga

"Estaba desesperado. Necesitaba salir de Cuba, lo necesitaba". Así justifica Félix Villar, de 31 años, la decisión de secuestrar, en agosto de 1984, un avión que cubría un trayecto local para "escapar" a Miami (Florida, EE UU). "Cogí una radio y le quité la tapa para que se vieran los cables y pareciera una bomba. Después me dirigí a la cabina para obligar a los pilotos a que pusieran rumbo a Estados Unidos, pero no pude abrir la puerta", cuenta, como quien narra una travesura juvenil.Villar nunca llegó a hablar con el piloto. Las azafatas, que se apercibieron de sus extraños movimientos, avisaron inmediatamente a la tripulación. El aparato regresó en unos minutos a su aeropuerto de partida, el José Martí de La Habana. "Allí me esperaban agentes de la Seguridad del Estado", asegura.

Desde que el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, viajó a la isla caribeña, en septiembre de 1991, 57 presos han sido liberados de las cárceles cubanas. De ellos, 12 residen en la actualidad en Estados Unidos. El resto viven en diversas ciudades españolas, aunque alguno de ellos se plantea viajar a Miami, la pequeña Habana, en donde tienen familia y pueden recibir además el apoyo de la numerosa colonia cubana.

A Villar, uno de los últimos cubanos liberados gracias a las gestiones de Fraga, sí le gustaría quedarse en España. Salió el 5 de mayo pasado de la prisión Combinado del Este (La Habana), después de cumplir 9 de los 22 años a los que fue condenado por "piratería aérea". Este descendiente de españoles se siente ahora "a salvo y feliz" en la tierra de sus padres.

La mayoría de los presos liberados por las gestiones del presidente de Galicia fueron acusados de "atentar contra la seguridad del Estado", de "propaganda enemiga" o de "intentar abandonar ilegalmente el país". Algunos, como Camilo Carral, de 46 años, idearon un medio menos sofisticado que Villar para salir de Cuba. Carral, como muchos otros, se aventuró a viajar a Miami en una balsa.

Vicente Santiago García, un español nacido en Oviedo (Asturias) que emigró a Cuba en 1952, fue acusado, sin embargo, de "apropiación indebida de fondos" de la compañía cubana de la que era responsable. La oposición al régimen de Castro ha denunciado en diversas ocasiones que las autoridades cubanas acusan a presos políticos de delitos comunes para Iavarse la cara". David Jiménez, de 30 años, liberado como García tras las gestiones de Fraga y ahora residente en Tu¡ (Pontevedra), no duda en poner de manifiesto esa situación: "La Policía Política está al acecho para encarcelarte por cualquier cosa cuando saben que no estás de acuerdo con el sistema".

Aunque el grado de compromiso político y las circunstancias en que fueron detenidos los excarcelados cubanos varían mucho entre sí, todos comparten la huella dejada por los años de pena. "Nadie que no haya vivido la experiencia de estar preso, puede entender qué significa la cárcel. La vida entre cuatro paredes que están siempre ahí. La celda, los barrotes que están ahí cuando miras, cuando sueñas", comenta Villar con el acento dulce del Caribe. Mientras cuenta su vida en la prisión, se quita las gafas, seca sus ojos y esconde la cabeza entre sus manos. "Quien ha estado en la cárcel, ya nunca vuelve a ser el mismo", sentencia.

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Villar comparte, desde hace tres meses, una habitación del Centro de Acogida de Refugiados de Alcobendas (Madrid), dependiente del Ministerio de Asuntos Sociales, con otros dos disidentes cubanos. Un póster en el que la cantante Madonna enseña el palmito ligera de ropa, bajo los tres jergones de sábanas arrebujadas, algunas fotos de familiares y una par de estampitas de santos dan al cuarto un aspecto carcelario.

En este centro, que funciona desde 1987, se encuentran acogidos 24 cubanos. La mitad de ellos, aproximadamente, proceden de la antigua Unión Soviética y de la también desaparecida República Democrática Alemana. "Al caer el comunismo en estos países", comentan, "Castro nos mandó llamar a Cuba, pero nosotros no queríamos regresar".

Agradecimiento a Fraga

"Estamos muy agradecidos por la ayuda recibida y al señor Fraga por la liberación. Pero, y espero que no se me malentienda, después de nueve años en la cárcel uno quiere algo más de independencia", dice Villar con tono pausado. "Nos dan la comida, el alojamiento y 5.000 pesetas al mes para transporte. Pero yo lo que quiero es trabajar y tener mi propia vivienda".A Villar, que no se identifica con ningún grupo opositor concreto, le gustaría que hubiese una transición pacífica a la democracia, aunque no confía en que sea posible. "Justifico la violencia", afirma, "sí conseguimos con ella acabar con el régimen de Fidel Castro".

El disidente cubano se refiere a la democracia -según él, "imperfecta"- como el mejor de los sistemas. No deja tras sus palabras rastros de dogmatismo. "Reconozco que ha habido logros sociales en Cuba. Yo también hubiese luchado contra el dictador Batista, pero para conseguir un sistema democrático como el que tiene ahora España".

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