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Destituido el primer ministro de Argelia, acosado por la prensa, los integristas y la crisis económica

El Alto Comité de Estado (ACE, presidencia colegiada) de Argelia destituyó ayer sin el más mínimo comentario al primer ministro, Belaid Abdesalam. En un breve comunicado, el ACE indicó que el nuevo jefe del Gobierno es el hasta ahora ministro de Exteriores, Reda Malek.Acosado por la prensa -había cerrado en las últimas semanas los tres periódicos independientes más importantes-; el integrismo, que mantiene Argelia en pie de guerra desde que el régimen suspendió la segunda vuelta de las elecciones legislativas porque el Frente Islámico de Salvación (FIS) ganó la primera; y la crisis económica, con las tres cuatras partes de los ingresos del país destinadas a pagar el servicio de la deuda externa, el cese de Abdesalam era esperado desde hace meses.

Considerado el padre de la industrialización argelina, que se produjo en la década de los setenta, y al frente del Gobierno desde julio de 1992,Abdesalam, de 65 años, se había distanciado también del ACE. Sus discrepancias con la más alta instancia de poder en Argelia se pusieron de manifiesto en junio pasado, cuando indicó que su nombramiento se debía a los militares y daba a entender que de ellos dependía su permanencia en el cargo.

Cese anunciado

Aunque la prensa predijo su caída, en medios políticos argelinos no ha dejado de sorprender que la decisión se haya tomado en pleno descanso estival. Liberté, Le Matin, Ruptures son los principales diarios que perdieron el pulso con Abdesalam, bien como sanción, bien por presunto impago de sus deudas con las imprentas públicas.Y mientras se apagaba la estrella de Abdesalam se encendía la de Malek, un diplomático de carrera que ha representado a su país en París, Londres, Moscú y Washington. Malek, de 61 años, es desde julio de 1992 uno de los cinco miembros de la presidencia colegiada que sustituyó el 14 de enero de 1992 al presidente Chadli Benyedid y cuyo mandato expira el 31 de diciembre de este año.

Enviado especial del ACE a lo largo del año pasado, Malek no ha cesado desde entonces de aumentar su influencia, primero con la presidencia del Consejo Consultivo Nacional (miniparlemento creado por el asesinado presidente Mohamed Budiaf, cuya vacante en el ACE ocupó Malek), luego con la cartera de Exteriores y ahora con la jefatura del Gobierno.

Los militares, ocupados en su guerra sin cuartel contra los integristas, no quisieron verse vinculados a un hombre cuya figura se desprestigiaba por momentos y que ha sido blanco de las críticas de los sectores patronales, sindicales, políticos y periodísticos.

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El comunicado que informa del cambio de jefe del Ejecutivo se limita a agradecer al Gobierno saliente su "coraje y abnegación" en este "difícil periodo" por el que atraviesa Argelia. Con los dos civiles y los tres miembros de las fuerzas armadas asesinados ayer por presuntos terroristas islámicos son ya 153 los civiles muertos en lo que va de año, según fuentes oficiales, además de los 187 gendarmes, policías y soldados que indican fuentes oficiosas. Los integristas también han sufrido fuertes pérdidas y miles de ellos -27 esta semana- han sido encarcelados desde que entró en vigor la ley antiterrorista.

En economía las cosas no le fueron mejor a Abdesalam, a quien se acusó de aplicar fórmulas de la década de los setenta y de mantener un infructuros pulso con el Fondo Monetario Intemacional que no ha aliviado la difícil situación económica que atraviesa Argelia, con 27.000 millones de dólares de deuda externa, un desempleo que afecta a más del 50% de los jóvenes y una producción en descenso.

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