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Condenados a 30 meses de prisión los dos policías que apalearon a Rodney King

El último fleco del caso del apaleamiento del ciudadano negro Rodney King, grabado en vídeo por un aficionado, fue rematado ayer en un tribunal de Los Ángeles ante el silencio de mármol de los dos policías condenados y el estupor de la fiscalía. Con la condena de 30 meses de prisión para cada uno de los responsables de la paliza que provocó la peor revuelta racial que han sufrido los norteamericanos en los últimos 100 años se ponía un discreto broche de castigo a un acontecimiento de dimensiones históricas.

La ley le daba al juez, John Davies, la posibilidad de imponer hasta 10 años de cárcel y hasta 250.000 dólares de multa, pero, finalmente, se decantó por la sentencia mínima tras considerar la resistencia de King durante su arresto, y el impacto negativo que la notoriedad pública ha supuesto para los policías condenados.El sargento Stacey Koon, de 42 años, quien dirigió la operación de arresto de King en marzo de 1991, y el oficial Laurence Powell, de 30 años, quien fue el autor del mayor número de bastonazos, no deberán pagar multa alguna ya que el juez ha tenido en cuenta la gran cantidad de dinero que han gastado en pagar a sus abogados a lo largo del proceso. El hecho de que fuera su primera condena y su hoja de servicios como agentes policiales, fueron otras de las consideraciones utilizadas por el juez federal para imponer la pena de prisión. Los condenados tienen hasta el próximo 27 de septiembre para comenzar con el cumplimiento de la sentencia.

Mientras los dos condenados por atentar contra los derechos civiles permanecían impasibles al escuchar su destino, fuera de la sala todas las unidades de policía de la ciudad de Los Ángeles permanecían en estado de alerta. Las autoridades se mostraban públicamente confiadas en que no se repetirían los acontecimientos de abril de 19921 cuando la declaración dé inocencia de los cuatro policías desató una revuelta sangrienta en Los Ángeles que se extendió a muchas otras ciudades del país.

Tras contar hasta 53 muertos y varios miles de heridos , el Gobierno norteamericano esta bleció entonces una investigación federal para celebrar un nuevo juicio que enmendara el resultado del tribunal estatal. Las autoridades federales recurrieron al recurso legal de aplicar una revisión del caso a los cuatro policías por atentar con tra los derechos civiles. El interés político de enderezar un resultado que había abierto demasiadas heridas en la difícil estabilidad racial estaounidense, colocó de nuevo a los cuatro policías que habían sido declarados inocentes en el punto de salida. El juez Davies recogió en su sentencia de ayer una clara crítica a este inusual procedimiento que permitió que se les volviera a juzgar después de ha ber sido eximidos de culpa. "La segunda condena y el segundo proceso mantiene el espectro de la injusticia", explica Davies.

El nuevo jurado

En abril del pasado año, cuando se cumplían doce meses del histórico apaleamiento grabado en vídeo, Koon y Powell fueron declarados culpables mientras que sus compañeros, Theodore Briseño -quien declaró contra ellos-, y Timothy Wind, fueron declarados inocentes. El jurado de este segundo juicio tenía una mayor representación racial que el primero, sin embargo su selección fue complicada debido a la dificultad de encontrar a doce personas que no tuvieran una idea preconcebida sobre un asunto que ha tenido tanta publicidad.

El juez Davies escuchó durante cuatro horas las peticiones de defensores y acusadores antes de dictar sentencia. La fiscalía pedía una sentencia máxima de 10 años argumentando que los policías habían abusado de su autoridad. "Las acciones de estos acusados han horripilado a un país entero. Lejos de mostrar arrepentimiento han culpado a todo el mundo excepto a los auténticos responsables del delito", manifestó ante el juez el ayudante del fiscal.

Por su parte, la defensa de los policías solicitó la clemencia del juez argumentando que Rodney King era un ex preso que conducía borracho a toda velocidad cuando la policía le persiguió por la autopista, y que, posteriormente se resistió a ser arrestado hasta que fue reducido por la fuerza.

A primera hora de la noche de ayer el alcalde de Los Ángeles, Richard Riordan, se dirigió a sus conciudadanos para reiterar que el momento de curar las heridas había llegado. Su llamada a la calma coincidía con una ausencia de incidentes en la ciudad. Los Ángeles ha aprendido - a vivir con la resaca del caso King y sus habitantes todavía sigue reparando edificios para remontar el billón de dólares de pérdidas que provocó su ira por un veredicto.

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