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La presión fiscal aumentó dos puntos en 1992 y se redujo la inversión pública

La presión fiscal aumentó casi dos puntos en 1992, el alza más espectacular desde 1987. La presión fiscal mide el total de ingresos fiscales de las administraciones públicas en relación con el producto interior bruto (PIB). En 1992, ese peso de ingresos fiscales en el PIB fue del 36,87%, frente al 35% de los tres años anteriores. Este aumento se produjo por la subida de las cotizaciones sociales, del IVA y de las retenciones del IRPF. La mayor presión fiscal no se dirigió a incrementar la inversión pública, pues el año pasado se incumplió el compromiso de un 5% del PIB en este capítulo.El aumento de la presión fiscal es uno de los datos que muestra el balance de la Intervención General del Estado (IGAE) sobre las cuentas públicas. El déficit global de todas las administraciones públicas queda en el 4,5%, es decir, casi igual al 4,4% avanzado por Hacienda. En 1991, ese déficit conjunto fue del 5% del PIB. El 4,5% de déficit global se reparte en un 1,2% de autonomías y ayuntamientos, y un 3,2% del Estado.

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El problema es que el déficit del Estado y la Seguridad Social se produce a pesar de un crecimiento de sus ingresos fiscales más rápido que la economía y que lleva a la subida de dos puntos en la presión fiscal.

La Seguridad Social es el ejemplo más patente de cómo el aumento de ingresos, por la subida de un punto en las cotizaciones por desempleo, no logra frenar el aumento de sus números rojos. De hecho, la Seguridad Social mantenía un presupuesto casi equilibrado hasta 1990, que empezó a dispararse por los gastos de desempleo. El aumento de ese déficit el año pasado fue del 15% a pesar de las mayores cotizaciones sociales.

IVA y retenciones del IRPF

La subida del IVA, del 13% al 15%, y de las retenciones en el impuesto sobre la renta -aprobadas ambas el 1 de agosto del pasado año para frenar el disparo de gastos como desempleo y farmacia-son, junto a las cotizaciones sociales, la causa del incremento de la presión fiscal.A pesar de este aumento, la presión fiscal en España continúa por debajo de la media comunitaria (el 40,8% del PIB de los Doce). Reino Unido, Irlanda y Grecia son los países comunitarios con presión fiscal inferior a la española.

Los datos de presión fiscal y déficit ponen de manifiesto que el aumento de ingresos no ha sido capaz de cubrir el mayor incremento de los gastos. Entre los que se dispararon el pasado año no están, sin embargo, los gastos de inversión. Según la información facilitada ayer por Hacienda, la inversión de todas las administraciones públicas sólo alcanzó el 4,3% del PIB, cuando el compromiso del Gobierno era situar este gasto en el 5%.

Ese 4,3%, además, recorta la última previsión ofrecida por el Banco de España, que esperaba una inversión pública del 4,9% del PIB. El motivo de este incumplimiento es que el gasto en, inversión cayó un 6,7% el año pasado, debido al fuerte recorte en inversiones realizado por el Estado (un 15,2%), por primera vez desde 1985. El recorte de inversiones de las administraciones territoriales fue sólo del 2,2%.

La dificultad para contener el déficit (aunque el cierre es medio punto inferior al de 1991) provoca un aumento del endeudamiento, que debe financiarse con emisiones de deuda pública a tipos que sean atractivos para el mercado. Ese endeudamiento creció desde el 45,5% del PIB en 1991 hasta el 47,3% del PIB el año pasado. Una dé las condiciones previstas en Maastricht es que ese endeudamiento no supere el 60% del PIB en 1997.

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