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Edición del texto del discurso de Ayala boicoteado en Oviedo

La revolución TV, conferencia que Francisco Ayala no pudo pronunciar el pasado 28 de junio en la Universidad de Oviedo, al ser ocupada por un grupo de jóvenes que profirieron gritos e insultos contra él y lanzaron huevos al público, ha sido editada por la empresa_asturiana organizadora del ciclo de conferencias en el que intervenía el escritor, que fue interrumpido, cuando estaba en el uso de la palabra, por un grupo de exaltados que habían participado en una manifestación contra la discriminación del asturiano en la Universidad de Oviedo y que había discurrido poco antes por las calles aledañas al edificio académico.Los agresores calificaron de "fascista" al escritor, parte de cuya vida se desarrolló en el exilio y quien ha mantenido a lo largo de su vida una actitud intelectual comprometida contra el, fascismo y las dictaduras. Los ocupantes lanzaron también huevos a una parte del público presente. En esas circunstancias, Ayala optó por suspender el acto. Antes de abandonar el estrado manifestó que tan lamentables comportamientos le permitían entender mucho mejor las atrocidades que se están perpetrando en Yugoslavia.

La revolución visual

En su conferencia, Francisco Ayala pretendía reflexionar sobre "los efectos revolucionarios que, en el orden general de la sociedad, han tenido los medios electrónicos para la comunicación en masa y, de modo más destacado, la televisión".Ayala opinaba en el texto que no pudo leer que "no hay por qué poner un acento valorativo de signo positivo o negativo" en las alteraciones de funcionamiento que han tenido que introducir las instituciones políticas para adaptarse a una sociedad modificada por el predominio de los medios audiovisuales. Son, a su juicio, adecuaciones que "resultan ser ineludibles". "Más bien", añadía, "se debe tomar conciencia de ellas, constatarlas, calibrarlas, pesarlas y medirlas", agregaba el escritor.

Esto ha hecho posible, según Ayala, que "la pantalla televisiva haya pasado a constituirse en el foro de la vida pública en general y de la actividad política en particular", y que, como consecuencia, las "diversas instituciones sociales" se hayan visto "forzadas a efectuar una adaptación consiguiente, siquiera en cuanto a su funcionamiento".

El escritor llama también la atención sobre la responsabilidad de los profesionales de los medios de comunicación -erigidos en "la autoridad idiomática en la sociedad actual"- para un correcto uso y difusión de la lengua, y advertía de la trascendencia de la televisión como instrumento educativo. "Lo negativo está sin duda en el prurito de rebajar los niveles, poniendo las emisiones al alcance de la más elemental comprensión y vulgar sensibilidad, para, de este modo, ampliar al máximo el auditorio. El remedio consiste en una diversificación de niveles que atienda demandas de grupos distintos".

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