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Radical alegato de la juez Ruth Ginsburg a favor del aborto en España

La magistrada propuesta por Clinton para el Supremo consigue sorprender a todos

Antonio Caño

Hacía años que no pasaba por las temidas sesiones de confirmación del Senado un candidato que despertase tales simpatías. Hacía años también que no se sentaba en ese fatídico banquillo de los acusados; una juez que dijera: "El aborto es un derecho central en la vida de una mujer, en la dignidad de una mujer". Ambos méritos le corresponden a Ruth Ginsburg, la candidata presentada por Bill Clinton para ocupar la silla vacía en el poderoso Tribunal Supremo de Estados Unidos.

Con la confirmación de Ginsburg, que se da por segura, los grupos partidarios del aborto tendrán la más importante aliada de su causa en cualquier cargo en la ciudad de Washington. La juez Ginsburg, a la que se le suponían posiciones más moderadas sobre la interrupción voluntaria del embarazo, sorprendió a todos esta semana con una declaración que despeja cualquier duda sobre cuál será su voto cuando, como ocurre periódicamente, el Tribunal Supremo tenga que pronunciarse sobre legislaciones específicas :relacionadas con el aborto. Los defensores de ese derecho cuentan ya con mayoría suficiente como para que la sentencia Roe versus Wade -la decisión de 1973 que legaliza la práctica del aborto- no esté, por el momento, en peligro.A preguntas de los senadores sobre si el Estado debía regular de alguna manera la práctica del aborto, Ginsburg, de 60 años de edad, contestó: "Es una decisión que debe tomar la mujer por sí sola. Cuando el Gobierno controla esa decisión por ella, la mujer no está siendo tratada como un adulto plenamente responsable de sus actos".

Ruth Ginsburg sostuvo que la Constitución norteamericana protege el derecho al aborto en cuanto que ratifica la autonomía del individuo. La magistrada afirmó que, aunque el Tribunal Supremo ha avanzado bastante en la igualdad de los sexos, todavía hace falta una enmienda constitucional que consolide los derechos de la mujer. "Me gustaría ver eso para mis hijas, para mis nietas y para las hijas que vengan después", dijo.

El valor de estas declaraciones proviene precisamente del hecho de que la juez Ginsburg sea reconocida como moderada en términos políticos -"Soy incapaz de definirme liberal o conservadora", dijo durante las sesiones en el Senado, que pueden concluir la próxima semana-.

Normalmente, posiciones tan firmes sobre el aborto correspondían a lo que en este país se considera la izquierda liberal, pero Ginsburg ha expuesto su punto de vista después de haber conseguido cautivar a los norteamericanos en una semana de debates televisados en los que apareció como una mujer entrañable, una perfecta madre y abuela y una juez respetada y bien considerada.

Con un físico diminuto -mezcla de Audrey Hepburn. y madre Teresa de Calcuta- y una voz de jilguero, Ginsburg consiguió despertar la admiración y simpatía de los feroces senadores que pusieron contra las cuerdas a su antecesora, Clarence Thomas.

"Un mundo mejor"

Ruth Ginsburg, la primera persona propuesta por un presidente demócrata desde hace 26 años, fue interrogada sobre cómo había afectado a su formación su pasado como abogada de la organización feminista Unión Norteamericana para las Libertades Civiles. Explicó que, como abogada, ella defendió ciertas causas en las que creía, pero que, como juez, su objetivo es "hacer todo lo posible para conseguir un mundo mejor".La aspirante al Tribunal Supremo trató de ser vaga cuando se le preguntó su opinión acerca de la pena de muerte, algo a lo que se sabe que es contraria, pero que es muy difícil criticar abiertamente desde un puesto de responsabilidad jurídica, porque la pena de muerte se aplica en una mayoría de los Estados del país.

"Yo nunca me he pronunciado públicamente sobre la pena de muerte, nunca he tenido que decidir sobre un caso de pena de muerte", se limitó a decir Ginsburg, cuyos últimos 12 años estuvieron dedicados a la labor de juez de un tribunal de apelaciones en Washington.

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