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La crema en bruto

Una mujer treintañera pidió en el hospital asturiano donde dió a luz hace cuatro meses la placenta que alimentó a su hijo durante el embarazo. Ella quiso enterrarla por motivos religiosos, y nadie se opuso. Sin embargo, la experiencia de R. S., una castellonense de 35 años, fue bastante más desagradable.Elace nueve años la comadrona que la atendió en su primer parto se restregó por la cara su placenta recien desprendida del útero. "Me dijo que así conservaba un cutis estupendo. Luego me la untó a mí", recuerda, "quizás para lavar su conciencia". En aquel momento, exhausta después de dar a luz, ella no pudo reaccionar, pero ahora se llena de rabia y asco al recordar la escena.

El caso de esta mujer es sin duda una excepción, pero lo mismo que al resto de las parturientas nadie le pidió permiso para utilizar esa parte de su cuerpo. A ninguna mujer se le solicita su aprobación para ceder la placenta que alimentó a su hijo a un laboratorio farmacéutico.

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Tanto el doctor Rafael de Andrés como la endocrinóloga catalana Carmen Valls opinan que se debería solicitar la aprobación de la mujer para utilizar la placenta que alimentó a su hijo. "Aunque sea un producto de desecho, es un material humano", dice el microbiólogo De Andrés. "Todo lo, que se utilice de un ser humano. debe ser con el previo consentimiento de su dueño", concluye Valls.

El destino final de los restos humanos, salvo en el caso de donaciones para trasplante o investigación, es convertirse en cenizas. Miembros amputados, órganos sustituidos o tejidos extirpados pasan a bolsas y contenedores especiales donde se transporta a la incineradora.

Aparte de sus propiedades puramente farmacológicas, el extracto de placenta tiene un uso cosmético y dermatológico. Además de proteger la piel contra las agresiones, estimula la regeneración celular y está indicada en el tratamiento de la psoriasis e incluso la calvicie.

La única crema con extracto de placenta que cubre hasta el momento la Seguridad Social se fabrica en los laboratorios Madaus, de Barcelona, que asegura importar de Francia la base de placenta. Sin embargo, Madaus declina especificar qué empresa francesa le suministra la materia prima.

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