Estéticas derivadas
Pep Camps
Galería Denise Levy. Aribau, 306. Barcelona. Hasta el 29 de julio.
Hasta ahora, la obra de Pep Camps (nacido en Girona en el año 1962) se ha caracterizado por un intento de recreación de la mística lírica y subjetiva propia de los espacios de la pintura abstracta americana de los años sesenta, con una conciencia muy clara de asimilación del concepto de profundidad rosenbergiana, pero desde una óptica repleta de ingenuidad. Una ingenuidad nada irónica y por tanto ciertamente personal que, en cualquier caso, se combinaba digamos que razonablemente con ciertas maneras aprendidas de otros artistas internacionales contemporáneos como Sigmar Polke su amor por los puntos, las rayas, las siluetas planas y unos motivos semejantes a los utilizados en la estampación de tejidos o papeles pintados-, James Brown -la decoratividad que podríamos llamar culta-, e incluso Howard Hodgkin -la reintepretación personalizada del universo colorista ¿le Vuillard y Bonnard, y la ambigüedad entre representación, y abstracción-Ahora, el vislumbre de un incipiente mundo personal parece haber desaparecido por completo, a no ser que este artista crea que la adopción de modos de hacer de artistas establecidos puede pasar desapercibida cuando no es ni comentario crítico ni coincidencia temperamental, sino que mera imitación o vasallaje estilístico.
La verdad, es que los últimos trabajos de Pep Camps desmienten seriamente todas las expectativas que sus anteriores exposiciones podían haber engendrado.
Una en cuatro
Pep Camps nos presenta, y lo hace respondiendo a la distribución del espacio de la galería, una propuesta dividida en cuatro.
En primer lugar, un pequeño grupo de obras que continúan los aspectos mencionados algo más arriba, además de una preferencia por trabajar la pintura con espátula y. sobre madera, que probablemente sean las obras de fecha más temprana de la exposición junto a una serie de obras sobre papel -dibujos y collages- que recuerdan sus largas estancias en el lejano oriente y dispuestos a lo largo del pasillo.
A continuación, la tercera sala de la exposición incluye un numeroso grupo de pequeños lienzos que remiten, sin más y descaradarnente, a la vertiente abstracta de la pintura del alemán Gerfiard Richter, y con poca mana con cierto.
Por último, y en formatos similares, Camps enseña unas composiciones a base de rectángulos, líneas y cuadrados de colores primarios, en una tradición constructivista, alrededor de tres obras mayores en las que han pintado árboles adornados de puntos también de colores. La supuesta confrontación entre figuración y abstracción carece de sutileza además de suponer un problema antediluviano.
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