Borrell, partidario de que el Estado asuma un papel activo como distribuidor de la riqueza

El ministro de Obras Públicas y Transportes, José Borrell, defendió ayer que el Gobierno mantenga su esfuerzo en infraestructuras similar al de los pasados años en los que ha invertido el 5% del Producto Interior Bruto (PIB) "para lograr situamos al nivel de los países de la CE". El ministro reconoció que sería difÍcil mantener ese nivel de inversión en los próximos años y añadió que el Estado debe asumir un papel activo como distribuidor de los recursos porque el mercado no es capaz de hacerlo.

Durante su intervención en el curso La opción socialdemócrata en Política Económica celebrado ayer en los cursos de verano de la Universidad Complutense de El Escorial, Borrell. defendió que el Estado siga invirtiendo en infraestructuras porque "son el alma de la competitividad del futuro, tras la revolución que se está produciendo en los transportes y telecomunicaciones".Tras resaltar que las inversiones en infraestructuras no serán nunca abordadas por la iniciativa privada por no ser rentables a corto o medio plazo, dijo que durante la década de los años 70 el Estado español invirtió una media del 2,8% del PIB en infraestructuras, que se fue reduciendo paulatinamente hasta quedar por debajo del 2% en el año 1980.

Además, buena parte de los recursos de entonces se iban en gastos corrientes, dijo. En la década de los años 80 se incrementaron las inversiones hasta el 5% anual, que ha sido superior a la media europea del 3% "pero que no ha logrado salvar el déficit histórico que arrastra España".

También afirmó Borrell que el Plan Director de Infraestructuras (PRI), actualmente en estudio, es un proyecto a largo plazo que no debe verse afectado por coyunturas económicas desfavorables como la actual.

Debate sobre el futuro

Borrell, que se declaró socialdemócrata, recalcó que en el próximo congreso del Partido Socialista Obrero Español "debe producirse un gran debate de ideas sobre el papel del Estado y de su función como distribuidor de los recursos económicos". Para el reelegido ministro de Obras Públicas y Transportes, el mercado tiene unas enormes carencias a la hora de fijar las condiciones de competencia y por ello deben ser corregidas por el Estado. "El mercado nunca de preocupa de crear empleo, si lo crea de paso mejor, pero nunca lo tiene como objetivo". El Estado siempre busca la rentabilidad social, de ahí su papel de regulador. En el terreno de las infraestructuras, las políticas ultraliberales de Estados Unidos y Gran Bretaña "han tenido resultados calamitosos que han obligado a sus respectivos Gobiernos a diseñar sendos planes de inversión pública para salvar sus efectos" según Borrell.El ministro criticó los anuncios liberalizadores de algunos partidos sobre servicios como el de tarifas telefónicas y les acusó de desconocer sus efectos prácticos. "Yo soy contrario a liberalizar las tarifas, porque ello supondría que multiplicarían su precio por tres". Asimismo, Borrell afirmó que, contrariamente a lo que se ha dicho muchas veces, los servicios públicos regulados son los menos inflacionistas.

Tras recalcar que no habrá primas de inversión pública" en aquellas comunidades cuyo Gobierno ha apoyado al Gobierno, se refirió a la importancia del Plan Hidrológico Nacional como regulador de las aguas y anunció que revisará el actual texto del Plan por considerar que prima más la oferta que la demanda de agua. El primer paso para la revisión del Plan Hidrológico ya se ha dado al ampliar hasta el mes de septiembre (era hasta final de julio) el plazo para que el Consejo Nacional del Agua, aporte las sugerencias e ideas para el futuro del Plan.