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Se va el caimán, se va el caimán

El cocodrilo del Orinoco, tan escaso como el panda, ante una nueva amenaza

La desaparición de un tramo del cauce del río Cojedes a su paso por el estado del mismo nombre en Venezuela está poniendo en peligro la más importante población salvaje de caimán del Orinoco, una de las 12 especies en mayor riesgo de extinción del mundo. El desastre, que ha causado graves inundaciones, es potenciado por una deforestación salvaje en la cabecera del río que se agrava año tras año y se añade a ras amenazas que sufre habitual mente esta población en un curso de agua muy contaminado y con cambios artificiales de régimen. Aguas arriba, una empresa española empezará muy pronto a construir una gran presa financiada por el Gobierno español, que por otra parte coopera para que no se extinga este gran cocodrilo, tan escaso como los pandas o los rinocerontes negros.Junto al río, una pequeña draga intenta impedir que desaparezca el puente, cegado ya. Una montaña de barro y troncos sacados del cauce muestra la magnitud del problema. Hay tocones enormes de caoba, la madera más codiciada por los madereros que deforestan los bosques de la cabecera del Cojedes, a muchos kilómetros de distancia. Aguas abajo del puente apenas se puede navegar un kilómetro antes de encontrar una muralla de troncos. Grandes caimanes se tiran al agua, muy poco profunda, alertados por el ruido del motor y desaparecen bajo la barca de aluminio.La concentración de animales encerrados en este tramo es tal que se pueden observar fácilmente. "Normalmente es muy dificil verlos", señala Coromoto Ramírez, baquiano (experto conocedor del río), quien afirma que la catástrofe de este año se veía venir porque desde hace años hay problemas en esta época. Los caimanes aislados tienen pocas posibilidades de supervivencia, porque no pueden bajar el río para encontrar pescado ni el pescado subir aguas arriba. Si se aventuran por la sabana inundada perecen también por falta de alimento, como ya ha sucedido.Unos ocho kilómetros de cauce, entre las poblaciones de El Amparo y Libertad, han quedado cegados por los troncos y sedimentos -la carama- que arrastra el río en esta época de lluvias, lo que ha provocado la inundación de varias poblaciones y extensas zonas de ganadería y regadío. La población de caimán del Orinoco -estimada en unos 1.500 ejemplares- ha quedado partida al menos en dos y no se conoce cuántos de estos animales han muerto ya -se dan cifras desde una decena a casi un centenar- y cuantos fallecerán en los próximos meses.El caimán del Orinoco (Crocodylus intermedius) es un gran cocodrilo, que llega a medir más de cinco metros y antes era común en Venezuela y Colombia. Llegó al borde de la extinción en los años sesenta por la caza indiscriminada. En 1984 fue incluido por la Unión Mundial para la Conservación (UICN) entre las 12 especies más amenazadas de extinción del mundo. Ahora está protegido, pero no así sus hábitats. Sólo quedan dos poblaciones salvajes, la del Cojedes, un río con una gran contaminación por plaguicidas y residuos urbanos, y otra menor en el río Capanaparo (también en Venezuela)."La situación es realmente grave", afirma Alfredo Arteaga, especialista de Fudena, la filial del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en Venezuela. Arteaga no se atreve a cuantificar el número de caimanes muertos o la longitud del tramo cegado pero sí señala que cierto número de animales han muerto y que se han visto numerosos caimanes en zonas del río donde antes no vivían. Los especialistas en estos animales quieren hacer en primer lugar un reconocimiento aéreo de la zona para evaluar la gravedad de la situación y pedir que se tomen medidas. Arteaga explica que todos los años en esta época se hacían labores de limpieza del cauce, y que este año no se han hecho por recorte de gastos en el Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables.

Otra de las amenazas ya históricas para esta población de caimanes es la suelta indiscriminada de agua desde una pequeña presa, la de Majaguas, cuando se llena en la temporada de lluvias. Estas subidas de caudal arrasan los nidos que los caimanes hacen en las orillas del río a principios de año (las crías nacen entre abril y mayo). "Se modifica el régimen del río y se maneja sin criterio", explica Arteaga. Ramírez, por su parte, no entiende que se quiera hacer otra presa, porque cree que se cegará rápidamente, ante los sedimentos que arrastra el río.

Nueva presa

Una gran incógnita en el futuro del río Cojedes y su ecosistema es la presa de Las Palmas, que la empresa española Dragados y Construcciones va a empezar a construir este año para sustituir a la ya insuficiente de Majaguas. El proyecto, financiado con créditos blandos por valor de más de 50 millones de dólares (más de 6.500 millones de pesetas), es el único que ha salido adelante hasta ahora en el marco del tratado de cooperación firmado por España y Venezuela en 1990 para cinco años. Aunque el crédito ya ha sido aprobado por el Consejo de Ministros español, su libranza está pendiente de que el Gobierno de Venezuela salde una deuda por una cantidad muy inferior (unos 25 millones de bolívares) de una operación de compra de azúcar en 1989.El proyecto, de hace casi 20 años, fue abandonado por falta de fondos. Hace dos años, el Gobierno venezolano lo reactivó y adjudicó a Dragados y Construcciones, que lo asumió sin cambios. La presa es de tierra y de gran tamaño, con 70 metros de altura y una capacidad de embalse de 725 millones de metros cúbicos, y también quiere encauzar el río.

Para conceder el crédito España no exige ningún estudio de impacto ambiental ni social de la obra, algo que ya hacen organismos como el Banco Mundial, a pesar de que se diseñó cuando la situación era muy distinta y ni siquiera se había descubierto todavía la población de caimán del Orinoco. Sin embargo, España, a través de la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica (Secipi), ayuda a financiar el plan de reintroducción del caimán del Orinoco, que llevan a cabo en Los Llanos las ONG Fudena, la Asociación de Amigos de Doñana y la Universidad Unellez. Las crías se recogen en primavera, precisamente en este tramo del Cojedes, y después de cierto tiempo se sueltan en una reserva.

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