_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Cuba y Grass

Produce bastante pena la lectura del artículo que publicó en su edición del pasado 1 de julio el escritor Günther Grass bajo el título de Piedad con Cuba. No sólo pena por lo que está pasando en Cuba, y que describe el señor Grass en términos bien patéticos, sino pena principalmente por la impresión que nos produce el hecho de que un poeta e intelectual como el señor Grass haya podido estar equivocado durante tantos años al respecto de Castro y sólo ahora empiece a ver la luz.Se refiere el señor Grass a Fidel Castro como "un gran hombre plagado de errores", y en algún lugar reconoce que se haya cometido una injusticia con escritores como María Elena Cruz Varela y Jorge Pomar. Pero el grueso de su artículo lo dedica a cantar lo, modélico del experimento cubano, y a denigrar a Estados Unidos como causante de todos los males de Cuba y como nación cuya meta es "dejar morir de hambre a Cuba".

Más información
Cuba y Grass

No quiero aquí dedicar espacio a rebatir punto por punto las tesis del señor Grass, que son, en su mayor parte, ciertamente refutables o, cuanto menos, matizables. Lo que quiero recalcar es que lo que produce verdadera pena es pensar que, si personas como Günther Grass, de las cuales por su profesión y por sus indiscutibles méritos sería de esperar una más reflexionada apreciación de la realidad cubana, hubieran visto antes los fallos del sistema (como sólo empieza él a verlos ahora, al cabo de 33 años de totalitarismo), quizá las actitudes intransigentes de muchos (EE UU, cubanos en el exilio, infinidad de cubanos aún en la isla, pero que, presas del miedo, no pueden manifestarse abiertamente, y -por qué no- de Castro mismo) no hubieran hecho casi inevitable el duro bloqueo actual a que han recurrido los opositores del régimen cubano.

Me explico. El señor Grass (y otros como él) siempre, hasta ahora, se ha preocupado, más que de otra cosa (como, por ejemplo, analizar objetiva y desapasionadamente el caso cubano), de ensalzar, de endiosar a Fidel Castro, a la vez que alimentar una vocación de odio hacia el "coloso norteamericano". ¡David contra Goliat! El pequeño contra el poderoso... El pobre contra el opulento. El antiamericanismo, o antiimperialismo, como se solía decir en tiempos de la URSS, siempre ha sido un motor emocional que funcionaba, y funciona, mediante un combustible mezclado de justas quejas, verdades a medias, adrenalina y arsénico puro. Ahora bien, como el antiamericanismo, más que una filosofia o sistema de creencias, es esencialmente un sentimiento, un artículo de fe casi irracional, sería más lógico esperar que nublara el pensamiento (poco) de las turbas menos ilustradas (como sucede con el odio que impregna a los partidarios de un club de fútbol hacia los habitantes de una ciudad rival, odio que les hace capaces de matar en su insensatez). Pero, curiosamente, el antiamericanismo ha hecho mella también en muchas personas supuestamente pensantes.

Y quiero puntualizar que el ser crítico de Estados Unidos, o el hallar criticables algunos de sus actos, no es a lo que me refiero como antiamericanismo. Nuestro partido, precisamente, ha criticado abiertamente el embargo de la ley Torricelli (el realmente draconiano impuesto en los últimos meses) por varias razones: algunas de humanidad (como bien apunta Grass), pero principalmente porque el mismo permite a Fidel Castro hacer creer a muchos (poco pensantes)

Pasa a la página siguiente

Viene de la página anterior

observadores que los males de Cuba están en el embargo y no en su verdadero origen, que es el desgobierno, la falta de libertad, la ausencia total de capacidad de gestión, el miedo general, el personalismo de toda dictadura, etcétera.

Sin embargo, si muchos intelectuales y eminencias literarias de prestigio, como el señor Grass, hubieran visto a tiempo el pie por donde cojeaba Castro, y le hubieran bajado los humos a tiempo, quizá (sólo quizá, por supuesto) las posiciones intransigentes de unos y otros no hubieran sido tan extremosas como lo son ahora, y se hubiera hecho posible una negociación que condujera a una paulatina democratización del país.-

Presidente de la delegación en España del Partido Demócrata Cristiano de Cuba.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_