González anuncia una gran renovación del Gobierno

Felipe González fue investido ayer presiente del Gobierno por cuarta vez por 81 votos a favor, 165 en contra y una abstención. El voto favorable de Converència i Unió y del Partido Nacionalista Vasco permitió a González alcanzar la mayoría absoluta del Congreso y lograr la elección en la primera vuelta. Con ambos partidos ha establecido un pacto que puede culminar con la entrada inmediata PNV en el Gobierno, y la de CiU tras a aprobación de los Presupuestos de 1994. Nada más concluir el debate, González anunció que habrá una "importante renovación" en el Gobierno y que no tendrá en cuenta en su formación la existencia de distintas familias socialistas. González acude hoy al palacio de la Zarzuela para prometer su cargo ante el Rey.

El Partido Popular (PP), Izquierda Unida (IU), Coalición Canaria (CC), Unión Valenciana (UV) y Eusko Alkartasuna (EA) votaron en contra de la investidura de González. El Partido Aragonés (Par) se abstuvo, y Herri Batasuna (HB) no acudió.González hará pública el martes la composición de su Gobierno. El presidente, acompañado de Carlos Solchaga, cenó ayer en La Moncloa con Xabier Arzalluz, presidente del PNV, y el lehendakari, José Antonio Ardanza. La cita tenía por objeto concretar el pacto de Gobierno y la cartera, posiblemente Industria, que pasaría a manos de un nacionalista vasco.

Este fin de semana González realizará consultas para formar el nuevo Ejecutivo. Diversas fuentes coinciden en destacar que, a pesar de que el presidente aún no ha consultado a nadie ni se ha despedido en particular de ningún ministro en funciones, sólo hay tres que tienen la seguridad de que van a continuar: Narcís Serral Javier Solana y Josep Borrell. Griñán (Sanidad), Rosa Conde (Portavoz), Corcuera (Interior), Eguiagaray (Administra ciones Públicas), García Vargas (Defensa), Solbes (Agricultura) y Pérez Rubalcaba (Educación) figuran entre quienes pueden pertenecer al nuevo Gobierno, aun que alguno podría cambiar de cartera.

Ministros que se van

Parece seguro que dejarán el Gabinete Matilde Fernández (Asuntos Sociales), Martínez Noval (Trabajo), Virgilio Zapatero (Relaciones con las Cortes), Claudio Aranzadi (Industria), Solchaga (Economía) y Tomás de la Quadra-Salcedo (Justicia). Entre los nombres que se habían incorporado ayer a la lista de ministrables figuraba el de la médico Elena Arnedo, ex mujer de Miguel Boyer.El debate de investidura ha expresado la voluntad de González de basar las alianzas de su Gobiemo en PNV y CiU. La du reza de la posición mantenida por el portavoz de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya (IU-IC), Rafael Ribó, en la que no faltaron los ataques a los nacionalistas aliados del PSOE, marca aún más el distanciamiento de esta coalición con González. Sin embargo, el PP ha marcado una línea de oposición más moderada e incluso ha abierto la vía de la colaboración con el Gobierno socialista.

La decisión del presidente del Gobierno de aliarse con los nacionalistas catalanes y vascos le ha forzado a adquirir mayor compromiso en materia autonómica que en las tres anteriores legislaturas, en las que gobernó con mayoría absoluta. Por un lado, se ha comprometido a que el Consejo de Política Fiscal y Financiera alcance un consenso amplio sobre corresponsabilidad fiscal antes del mes de octubre, en respuesta a las demandas de CiU. Y, por otro, a realizar una lectura conjunta del Estatuto de Gernika, en respuesta a una vieja. petición del PNV. Estos compromisos han levantado los recelos de los dos primeros partidos de la oposición, PP e IU, que han anunciado una vigilancia intensiva en el seguimiento de los acuerdos.

Al margen de la novedad autonómica, el eje de la política anunciada por González va a ser la creación de empleo, además de la profundización en la democracia, la lucha contra la corrupción y el avance en el proyecto europeo. La política económica anunciada por González parece orientada por un fuerte acento socialdemócrata.

Su voluntad de alcanzar un pacto sobre el empleo por la vía del diálogo con los sindicatos y las organizaciones empresariales, con una moderación no sólo de los salarios sino de las rentas, es una muestra de ello. A esto hay que añadir el objetivo de reducir el déficit público por la vía de la lucha contra el fraude sin aumentar los impuestos ni reducir el gasto social, y la realización de una política industrial activa. El presidente no ha ahorrado guiños a sindicatos y organizaciones empresariales. A estas últimas les ha garantizado reformas en el mercado laboral y el replanteamiento del Impuesto de Actividades Económicas. Con los sindicatos se ha comprometido a mantener intacto el proyecto de ley de huelga.