González ofrece un amplio dialogo para crear empleo y fortalecer la democracia

Felipe González afirmó ayer, en el discurso de investida, que la lucha contra el paro, el pacto social y el diálogo con los. partidos serán las prioridades de su nuevo Gobierno para salir de la crisis. La oposición coincidió con el candidato a presidente en que la creación de empleo y el refuerzo de la democracia serán las grandes prioridades de la legislatura. La investidura de González como presidente del Gobierno por cuarta vez consecutiva se producirá hoy en primera votación al tener garantizada la mayoría absoluta con los 22 votos de los nacionalistas vascos y catalanes, que se sumarán a los 159 de los diputados socialistas.

José María Aznar anticipó su oposición al candidato, aunque ofreció la colaboración del PP al nuevo Gobierno, siempre que sirva para concretar verdaderas reformas económicas e institucionales. El dirigente popular responsabilizó a González de la crisis y le emplazó a tomar medidas para superarla.El líder socialista expresó su confianza en poder contar con la presencia del PNV en el Gobierno y dejó entrever para más adelante la incorporación de CiU, si bien dio por descontado que habría acuerdos de programa en puntos concretos. Miquel Roca, portavoz de CiU, anunció su voto afirmativo en aras de la estabilidad. González reveló en su discurso las dos concesiones más ansiadas por sus socios: la corresponsabilidad fiscal y el desarrollo pleno de los estatutos de autonomía. Prometió que se llegaría a un acuerdo en octubre.

Rafael Ribó, en nombre de IU, confirmó el voto negativo de su coalición y descalificó los pactos con los nacionalistas. Tanto Aznar como Ribó denunciaron supuestas componendas económicas en beneficio de los nacionalistas.

González presentó un programa de Gobierno de perfil social demócrata, y fue tajante al afirmar que, a pesar del necesario rigor en la política económica, de sea mantener a toda costa el Estado de bienestar. La contención del déficit público, que amenaza con situarse en el 5% del PIB -según Aznar alcanza ya el 7% si se incluye a las comunidades autónomas y a los ayuntamientos-, la fió el candidato socialista a la moderación del gasto y a la lucha contra el fraude fiscal, sin recurrir a la subida de impuestos.

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