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La presidencia belga de la CE conmina a Irlanda a que levante el bloqueo a los fondos estructurales

Lluís Bassets

Bélgica conminó el miércoles, como presidente de La CE, a Irlanda a que levante el bloqueo de los fondos estructurales, si no desea poner en peligro la continuidad de las ayudas el próximo 1 de enero. El gobierno belga dio de plazo hasta ayer por la noche. En caso contrario, amenazó con desconvocar la reunión tripartita del próximo lunes, entre la Comisión Europea, el Parlamento y el Consejo de Ministros, y romper así el calendario de aprobación delos fondos en Estrasburgo. Fuentes españolas confirmaron que la oferta rechazada por Irlanda, de 7.500 millones de libras irlandesas (1,38 billones de pesetas), desborda los compromisos acordados y puede perjudicar a España, Portugal y Grecia.

El reparto de los 85.000 millones de ecus (12,75 billones de pesetas), correspondientes a los fondos estructurales para los cuatro países más pobres de la CE, amenaza con abrir una crisis de tremendas dimensiones entre Los Doce. Irlanda exige unos 11.000 millones de ecus (1,65 billones de pesetas), la Comisión Europea sugiere la cifra de 10.000 millones y los cálculos de la Comisión lo sitúan en poco más de 9.000 millones de ecus.La cifra que el primer ministro irlandés, Albert Reynolds, se sacó de la manga en la campaña del referéndum de Maastricht, es ]la que corresponde a un reparto de las ayudas estructurales para los cuatro países llamados de la cohesión, según el porcentaje utilizado para los años 1988-1993, en el que Irlanda recibió el 13,5%.

El propio Gobierno irlandés reconoce que no hay constancia escrita del compromiso. El acuerdo de Edimburgo preveía, efectivamente, duplicar el conjunto de las ayudas estructurales para estos cuatro países, pero nada decía de que debiera multiplicarse por dos lo recibido por cada uno de ellos. ¿Quién le prometió entonces a Reynolds lo que no se podía prometer? Delors asegura que él no ha sido.

Irlanda partía de una situación privilegiada, conseguida en el reparto de los fondos estructurales en 1988, a costa de España y Portugal, que acababan de incorporarse a la Comunidad y no pudieron realizar una negociación tan redonda.

En Edimburgo, en cambio, España fue la que protagonizó el grueso de la negociación sobre los fondos estructurales y de cohesión, con la ayuda de Alemania.

Los criterios, que han sido calificados de "elecisivos" por el presidente del Gobierno, Felipe González, en unas declaraciones a la agencia Efe, fueron recogidos así en la declaración de Edimburgo: "Hay que tener muy en cuenta, como hasta ahora, la prosperidad nacional, la prosperidad regional, la población de las regiones y la gravedad de los problemas estructurales, incluido el nivel de paro y, para los objetivos apropiados, las necesidades de desarrollo en las zonas rurales".

Fuentes de la Administración española aseguraron que la aplicación estricta de estos criterios significaría para España un aumento no del 100% sino del 150% y para Irlanda de algo más del 10% y que hay margen para los irlandeses, pues no son los únicos criterios que se deben tener en cuenta.

Un portavoz irlandés reconoció ayer que su país está dispuesto a recortar del 13,5% al 11,5%, el reparto del paquete de los cuatro países y que considera que en los 8.000 millones de libras irlandesas presentado como mínimo ante su opinión pública ya se incluyen los fondos para 1993. Según distintas fuentes, estas apreciaciones sugieren que Irlanda está preparándose para tirar la toalla, aunque no había ninguna constancia ayer a última hora de que el gesto fuera inminente.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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