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La guerra dicta su ley en Azerbaiyan

La incompetencia militar ante Armenia, y la huida del presidente siembran el desconcierto en la república caucásica

Pilar Bonet

ENVIADA ESPECIALLa guerra manda y dicta sus condiciones en la república de Azerbaiyán. El Frente Popular (FP) y su líder, Abulfaz Elchibéi, han pagado estos días el precio de su incompetencia en la contienda por el enclave del Alto Karabaj. Desde 1988, el conflicto con los combatientes armenios mina los recursos humanos y económicos de Azerbaiyán, un Estado agotado por un esfuerzo bélico desorganizado y caótico.

La huida de Elchibéi a su pueblo natal de Kalaki, en la república autónoma de Najicheván, el pasado 18 de junio, ha evidenciado a sus compatriotas la incompetencia del presidente y del FP y ha sembrado de incógnitas el futuro de este país petrolero de algo más de siete millones de habitantes. Vanos fueron los intentos de Elchibéi para convencer al Parlamento de que podía dirigir el Estado desde un pueblo cercano a la frontera irani, en una república autónoma separada de Azerbaiyán por la vecina y enemiga Armenia.

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A algunos les costaba creer que habían sido abandonados por el barbudo líder de aspecto paternal en quien tantas esperanzas depositaron en junio de 1992, cuando le eligieron tras defenestrar al ex comunista Ayaz Mutalívov. Elchibéi, un arabista aparentemente cultivado que había estado en prisión por actividades antisoviéticas en los setenta, encarnaba una idea nacional azerbaiyana y una vocación panturquista defendidas con fervor. En un año, las ilusiones se han hecho añicos.

La vocación occidentalista -vía Ankara- se refleja en el cambio de alfabeto (el tercero en lo que va dé siglo), que esta vez ha dejado de ser cirílico para convertirse en latino. Se refleja también en los alimentos y ropas chillonas que se venden en los comercios de Bakú y en las relaciones exteriores de los nuevos comerciantes azerbaiyanos. Una de las causas de la demora. del Parlamento en su decisión de despojar a Elchibéi de sus responsabilidades fue precisamente el apoyo que Turquía prestaba al presidente. Y no por casualidad el veterano Heydar Alíyev, jefe del Parlamento, leyó un comunicado de la Embajada turca en la sesión nocturna durante la cual los legisladores, cansados de darle ultimatos, decidieron. prescindir del presidente y entregar sus competencia a Alíyev. El comunicado turco expresaba la confianza en los buenos oficios de Alíyev para resolver la crisis.

Turquía ha apoyado a Elchibéi, pero los intentos de algunos sectores del FP para que Ankara tomara parte activa en la guerra por el Alto Karabaj y compensara su propia incompetencia resultaron vanos. Ahora, las -Fuerzas políticas azerbaiyanas, que se aprestan a pedir cuentas a Elchibéi y al FP por su ineptitud, hablan incluso de juzgarles por traición.

La guerra por el Alto Karabaj es un factor decisivo en la construcción del Estado azerbaiyano. Cuando el FP llegó al poder, la combatividad antiarmenia estaba a flor de piel. Hoy, la guerra se ha convertido en una espina profundamente clavada en la sociedad y, tras los avances armenios fuera del Alto Karabaj, las bravatas han desaparecido del lenguaje cotidiano de Azerbaiyán. En muchas tiendas de Bakú, los letreros recordando el deber de ir al frente o condenando a los desertores dan una idea más aproximada de la realidad.

"El FP no ha tenido una concepción del Ejército y lo ha utilizado como ganado, sin escatimar vidas, porque creía que podría ganar la guerra con la fuerza bruta", afirma Zardusht Alizadé, director del periódico Istiq1al (Independencia); órgano del Partido Socialdemócrata (PSD) Según Alizadé, durante el año de mandato del FP el Ejército azerbaiyano ha registrado 20.000 bajas, mientras que desde el inicio del conflicto hasta la caída de Mutalíbov (1988-1992) se habían contabilizado un total de 1.500. El PSI) era partidario de que el Ejército soviético permaneciera en Azerbaiyán durante un periodo de transición que hubiera debido ser aprovechado para formar cuadros nacionales. El FP, sin embargo, prefirió su propio poder a la creación de un Ejército que, de apoyar a alguien, lo hubiera hecho con Mutalíbov. La consecuencia fue un Ejército azerbaiyano no profesional, afirma Alizadé. Por la jefatura del Ministerio de Defensa han pasado ya tres titulares, el primero de los cuales, Rahim. Qazíyev, era matemático de profesión.

Sobre Azerbaiyán se ciernen hoy numerosas incógnitas. Muchos ven en el coronel rebelde Surat Hüseyriov un líder capaz de conseguir la unidad necesaria para dar batalla a los armenios. Otros son más pesimistas. El profesor Alí Abbásov, del equipo de analistas del presidente, cree que "Hüseyriov invirtió en la guerra y ahora viene a buscar sus dividendos".

Durante las últimas semanas, una parte de los políticos de Bakú ha peregrinado a Kalaki en busca del presidente y otra parte ha acudido a Gandzhá para tantear las intenciones de Hüseynov. En este último grupo estaban representantes del Partido Islámico de Azerbaiyám, vinculado a Irán. "Hüseynov es un hombre enérgico, listo, una fuerza con la que hay que contar. Lo otro ya se verá con el tiempo", afirma Babahán Balahishíyev, director del periódico El Mundo Islámico, órgano de ese partido. Balahishíyev, que interrumpió su peregrinación a La Meca alarmado por la situación en su país, da tiempo al tiempo y, mientras tanto, fomenta la enseñanza del alfabeto árabe. Preguntado por sus preferencias personales entre los líderes en liza, Balahishíyev bromea: "El mejor bolchevique es el bolchevique muerto".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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